lunes, 18 de febrero de 2008

Intrahistoria

Hacia años que Brausen no jugaba al mus, desde alguna partida aislada en la facultad no practicaba ese noble arte. Con su whisky, y su mirar nervioso se hizo con la mano, ¿La suerte del neonovato? Quizás.

Unamuno nos habló de intrahistoria, él fue el primero en usar esa voz, como algo que esta al margen de los grandes hechos históricos pero que provoca que estos existan. La guerra carlista no se hubiese producido nunca si cientos de requetes (cada cual con su propio yo y su circunstancia) se hubiesen lanzado a luchar por lo que creían justo.
Voy a hablar de unos sucesos que he leído en: "Tres días de Julio" libro escrito por Luis Romero, magnífico relato sobre los tres primeros días de la Guerra Civil Española. No voy a entrar a enjuiciar su significación política (si hubo polémica con mi entrada sobre Antonio Vega, no quiero ni pensar la que se podría armar con un tema así) simplemente me parecen un buena ejemplo para ilustrar la idea que os quiero sugerir.
El 18 de Julio de 1936 Gonzalo Queipo de Llano tomaba, por la fuerza, el mando de la segunda división orgánica, sita en la ciudad de Sevilla y proclamaba el estado de guerra, tal y como estaban haciendo en esas jornadas otros militares en muchas poblaciones españolas.
Su caso es, probablemente, uno de los más llamativos y curiosos entre todos los generales golpistas que participaron en estos acontecimientos. Queipo, fue desterrado durante la dictadura de Primo de Rivera por estar en su contra, participó junto a Ramón Franco (¿os suena el apellido?) en los sucesos de Cuatro Vientos para proclamar la II República, colaboró estrechamente con Azaña en su reforma militar. ¿Cómo es posible que un hombre con ese historial se levantase contra un régimen con el que había colaborado activamente? Para responder a este interrogante hay que echar mano de otra de las esferas que rige el comportamiento de todo ser humano: la personal. Niceto Alcalá-Zamora y él eran consuegros, es decir sus respectivos hijos estaban casados. Al caer Don Niceto como presidente de la república y ocupar el cargo Azaña, se rumorea que Queipo se sintió algo más que molesto, jamás le perdonó y fue un factor decisivo para que entrase en la conspiración militar que se estaba fraguando.
Es innegable que el general tuvo un peso decisivo en conseguir que Sevilla ("la roja" como se la llamaba entonces) cayese en manos rebeldes. Luis Rojas comenta en su libro que un grupo de unos quince legionarios llegaron por aire a Sevilla, Queipo no paraba de amenazar en sus alocuciones radiofónicas con la llegada del Tercio a la capital del Guadalquivir. Ni corto ni perezoso hizo que el pelotón fuese “ampliado” con paisanos y los hizo desfilar a toda velocidad montados en camiones por las calles más céntricas de la ciudad. Su amenaza fue creíble y contribuyó a desmoralizar al proletariado y así dominar la situación contra todo pronóstico.
La fortuna es a veces tan caprichosa… el amor de dos jóvenes pudo decidir la guerra, ya que si no se hubiesen fijado el uno en el otro, sus padres no hubiesen tenido nunca esa relación de amistad y más que posiblemente a Queipo le hubiese dado lo mismo la destitución de Alcalá-Zamora siguiendo fiel a la república, Sevilla no hubiese caído en manos facciosas y quien sabe que más podríamos escribir con un poco de imaginación realizando un ejercicio de “historia ficción”
Es casi hipnótico pensar como un hecho mínimo puede tener repercusiones colosales, amplificar el suspiro de una hormiga al alarido de un titán, eslabones diminutos que se unen como por ensalmo hasta encadenar el mundo entero.

Brausen al final no pudo ir al Bingo el día de los enamorados, tendrá que esperar hasta el año que viene para cumplir este, su sueño. Lo conseguirá no lo dudéis.

lunes, 11 de febrero de 2008

Un poco de moda

Se acerca el día de los enamorados, esa fiesta que destila un tufillo rancio que no se va ni después de cientos de lavados. Brausen la va a celebrar en el bingo, un lugar muy acorde al espíritu de esta celebración, menú barato y ganancia segura, siempre y cuado se cumpla el dicho popular...

Cuando era pequeño había muchas cosas claras, que eran así por necesidad imperiosa e indiscutible. Los lunes se merendaba pan con chocolate y el sábado podía tomar un vaso de coca cola, solo esos días y como excepción a una semana exenta de cacao y cafeína.
Otra de las cosas impepinables era el calzado, a principio de curso mi madre me compraba unos kickers y yo iba todos los días con ellos al colegio. Realmente eran unos zapatos maravillosos porque resistían todo el año, ya jugase al fútbol con ellos, hiciese alpinismo o me liase a piñas con mis compañeros de clase. Había que comprar otros porque me crecía el pie, no porque se rompiensen.
Si llovía, había llovido o cabía la más mínima posibilidad de chubasco aparecían, salvadoras, las botas catiuscas (parece que también se acepta Katiuska). Yo creo que las he tenido de todos los colores y cuanto más llamativos mejor. Si al despertarnos estaba chispeando, la clase parecía un grupo de pequeños poceros, todos con las botas de marras correteando y saltando frenéticos sobre los charcos, ya que al llevar ese impermeable y acorazado calzado teníamos vía libre para ello.
Cuando había clase de gimnasia había que llevar "playeras", yo me las tenía que poner y quitar justo antes de la clase porque decía mi madre que deformaban el pie. Por supuesto eran: Yumas, Paredes o alguna marca similar, toda la clase se quedaba mirando pasmada cuando aparecía algún compañero con unas Adidas o quien sabe si incluso unas Nike traídas de importación de los Estados Unidos de América.
Y para el verano unas bambas, normalmente solían hacer juego con el color de las catiuscas (quizás hubiese algún tipo de oferta dos por uno), y también servían para todo: desde ir a la playa, pasando por misa, hasta ir a ver a algún pariente lejano. Lo que recuerdo con disgusto de ese calzado era el complemento que solía ir asociado a él: esos horribles calcetines blancos, como de agujeritos o encaje, que al llevar pantalones cortos se veían completamente. Tengo grabado en mi memoria la imagen de que al quitármelos se quedaba impreso en la piel de mis pies el horrible dibujito del calcetín como mínimo media hora.
El otro día buscando unas zapatillas por la calle Fuencarral, solo a mí me da por ir a buscar cosas sobrias a la par de elegantes en esa calle, vi que se han puesto de moda tanto las catiuscas, como los kickers, como las bambas. ¡Cuantos recuerdos de niñez me despertaron las bambas!
Por un momento me quedé pensativo: ¿Qué será lo próximo que saldrá del baúl de los recuerdos? ¿Los calcetincitos de encaje blanco? ¿Para ser moderno hay que ir vestido como hace treinta años? ¿Hacía donde va el mundo de la moda? ¿Se resolverá algún día el misterio de las caras de Belmez? Como fui incapaz de responderme a mí mismo, decidí tomarme una cañita para recuperarme de tan largo e infructuoso paseo en busca de elegante calzado.

Brausen recomiendo dos grupos procedentes de la piel de toro que nos cobija: Aeropuerto y Catpeople, los primeros cantan en un correcto castellano y los segundos en un ingles cuanto menos resulton. Una muestra más que existe música en nuestra patria, aunque parezca increíble, más allá de Bisbal y el regueton.

lunes, 4 de febrero de 2008

¿Destino?

Brausen se mesa la barba mientras pone en orden sus notas, la mirada perdida en el cielo amarillento de su cuarto. Medita, entreteniéndose con sus "artificios intelectuales", es como un niño travieso que solo se puede divertir jugando.

Florentino Ariza lo tenía muy claro cuando conoció a Fermina Daza, su destino era enamorarse de esa mujer y amarle toda su vida. ¡Y voto a Dios que lo cumplió!, su amor no ceso jamás; ni por el matrimonio entre Fermina y el prometedor médico Juvenal Urbino, ni por sus propios devaneos con otras mujeres, ni, por lo que es aún más increíble, decayó ante la casi interminable sucesión de días en los cuales no llegó a alcanzar su meta. Cierto es que el ser un personaje de ficción le da cierta ventaja sobre los humanos, la carne suele tener peor memoria que el papel y la tinta, pero es innegable que cumplió al pie de la letra con la misión que se encomendó a si mismo siendo apenas un rapaz, venciendo a más de medio siglo de continua espera. Por si alguien no lo sabe, me extraña ya que mis seguidores aunque escasos son ávidos lectores, Florentino y Fermina son los protagonistas de la gran novela (actualmente adaptada a las pantallas de cine) de García Márquez: El amor en los tiempos del cólera. No es mi objetivo hablar de la obra de Márquez, aunque pensándolo un poco su comparación con Onetti podría ser la mar de fructífera, tan lleno de florida desmedida el uno y tan vacío de apasionamiento el otro, sino del destino tomando como excusa el amor de Florentino. Dicen que hay una voz que habla a algunos los elegidos y les indica un camino, otros argumentan que cada cual ha nacido para algo en concreto en esta vida e incluso, los más osados lanzan la teoría que cada cual debe marcar su camino entre los infinitos posible. Yo no se cual teoría es la verdadera, si es que existe alguna verdad en todo esto, pero he leído algo que me ha hecho reflexionar. Como no ha sido Jung, hasta que no empiece con otro autor creo que el Blog se va a volver monotemático. El bueno de Carl Gustav comenta algo como esto: hay personas que escuchan la llamada o la voz de la providencia, no hace falta ser un héroe para sentir esto pero se suele dar más en grandes "personalidades" (carne de otra entrada sería la definición que da Jung de personalidad), en el resto de la gente sino se da esto, es la voz de la sociedad la que te indica el camino, lo correcto e ideal, cual madre protectora que busca un camino adecuado para sus polluelos. En casos extremos, cuando no existe personalidad, se llena el alma de clichés y "la voz de interior es remplazada entonces por la voz de la sociedad y de sus conveniencias y el destino es sustituido por las necesidades colectivas" (Jung dixit). Todos tenemos este factor social metido dentro, es inevitable y hasta cierto punto beneficioso para el buen funcionamiento del grupo, pero también conocemos a esperpentos sociales, que no se salen lo más mínimo de los estereotipos dominantes en la sociedad de su época. Si Florentino no hubiese hecho caso a ese guía interior que le indicaba que debía amar a Fermina y hubiese hecho lo socialmente correcto, se habría casado con otra mujer, tenidos hijos, amantes, poder... ¿Pero hubiera sido feliz? Incluso, ¿si hubiese seguido enamorado de ella, pero ella nunca le hubiese correspondido, no sería más feliz en su derrota que en una vida común y socialmente bien vista? Quizás esta voz secreta y susurrante solo se manifieste en algunas personas o simplemente la silenciamos haciendo el suficiente ruido para no escucharla, nunca es cómodo separarse de la masa. Esperar un tren cinco minutos no tiene nada de especial, pero aguardarlo cincuenta años no deja de ser hermoso, es una cuestión de fe y la fe es algo que nunca dejaré de admirar y envidiar.

Brausen recomienda el próximo concierto de Marah: 27 de Febrero en Madrid, Brausen y un grupo de jóvenes (y no tan jóvenes) rockeros irredentos estarán allí presentes. Si os animáis a ir distinguiréis al maestro porque estará con una copa de Jim Beam en la mano, no dejéis de saludarle, aunque tímido agradece el reconocimiento a su obra.