lunes, 13 de septiembre de 2010

Memorias de un hombre de madera- Andrés Ibañez

Pocas veces se tiene la suerte que un escritor te recomiende a otro y yo tuve esa fortuna. Pablo D'Ors me aconsejó que leyese a Andrés Ibañez y aquí estoy comentando su obra: Memorias de un hombre de madera.

Memorias es una búsqueda, no una búsqueda extraordinaria, nada fuera de lo común, es un camino que todos recorremos. Son unos interrogantes que siempre surgen en la vida de cada ser humano, que intentamos ahogar con la rutina, la repetición incesante de una letanía que acalle a la consciencia: "Somos mecánicos. Todo lo que hacemos todo el día son acciones mecánicas. Son las acciones no mecánicas las que nos cuestan tanto. Los intentos de ser conscientes cuestan siempre un enorme esfuerzo".

Esteban, el protagonista del libro comienza buscando la "montaña", un club de gente que quiere descubrir ese accidente geográfico dentro de si mismo, pero la trama no sigue la corriente que uno esperaría, vira y usa una metáfora para enfrentar al protagonista consigo mismo y con los demás. Por mucho que lo intenta: "Trabajo mucho en mi taller , mucho, más de lo necesario. Quiero ocupar mi tiempo, quiero parar mi mente." Su cerebro no le da tregua, cuestiones sin respuesta. Miradas sin reflejo. "Cuanto hablamos siempre, cuánto nos quejamos por todo, cuánto nos esforzamos por explicar las cosas, que elocuentes somos siempre para intentar expresar esa grandeza que nadie nos reconoce, pero luego morimos, uno tras otro, todos morimos, y entonces nuestras palabras quedan sonando como esa espuma amarillenta que bate una y otra vez en las playas desiertas en las que no hay nada más que el viento, las gaviotas y los restos desvencijados de antiguos naufragios."

Pasos ciegos, escalones rotos, agarrarse al materialismo, a la religión, soluciones que millones de personas han buscado antes de nosotros y a muchos les han funcionado y a otros no. "¿Quién tiene razón? Puede que los dos la tengan en el momento en el que hablan. Puede que los dos tengan razón a su manera, y que la realidad sea tan compleja, tan multiforme, que admita esas dos versiones de la verdad en las que ambas formas de ver el mundo sean en realidad la misma."

Espero que si alguien lee esto le pique la curiosidad por beberse la copa entera y no sólo mojarse los labios con los mínimos extractos aquí reflejados. Un libro perfecto para un debate abierto y franco sobre cosas inherentes al hecho de estar vivo.