jueves, 22 de noviembre de 2012

Dibujos animados - Félix Romeo

La infancia es un periodo clave en la vida de cualquier persona, te marca para todo el resto de tu vida y son innumerables las novelas y películas que han tratado de reflejar el paso de la infancia a la edad adulta. La clave para saber retratar ese proceso es volver a mirar con los ojos del niño que se fue. 

Félix Romeo triunfa al dar ese paso, su obra: Dibujos animados relata la niñez y pubertad de un chaval con problemas que crece en Zaragoza. Nos cuenta las peripecias que le van aconteciendo, pero siempre con la gran virtud de parecer que es realmente un niño quien escribe y no un adulto, su verosimilitud es enorme y que mejor manera de demostrarlo que poner algún ejemplo sacado del libro.

Cuando el protagonista piensa que Dios le ha llamado, sus padres le mandan a un retiro espiritual para probar su vocación, estas son las razones que tiene el niño para abandonarlo: "Lo que me apartó de Dios no fueron las plataformas y la pata de elefante. Fue el señor de los anillos. Fuimos a ver el señor de los anillos. Y me quedé acobardado. Pensé que el señor de los anillos era Dios. Y todo se vino abajo." Esta es una manera de pensar netamente infantil, aún tengo leves recuerdos de ese estilo: llegaba a las conclusiones más absolutas de la más nimia de las causas.

Avanzando en el libro, el chaval va creciendo y con él sus problemas, llegamos a saber que se ha intentado suicidar y que su relación con su padre no es la mejor del mundo, la manera que tiene de librarse de ellos es: "La cola iba bien para los domingos en que la cabeza la tenías disparada y en que no había muchas cosas que celebrar. Los domingos la cola te metía dentro de ti mismo y te podías ir a casa contento."

Poco a poco sus problemas se irán acrecentando, nunca Félix Romea los describe claramente solo los deja en la penumbra y sabemos de su amenazadora existencia, y la novela llegará a su desenlace. A mí me supo a poco, en cuanto tenga oportunidad me haré con Discothèque, su segunda y última obra.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Santuario - William Faulkner

Son tantas las menciones que estoy haciendo a Faulkner en este blog que debería cambiarle el nombre a El día a día de William y la razón es simple: Faulkner me engancha como lo hizo Onetti en su momento. Las conexiones entre ambos son muy numerosas; pero eso bien podría ser el tema de otra entrada.

Hoy me voy a centrar en Santuario, publicada en 1931. Su argumento, como no puede ser de otra manera con el escritor norteamericano, se basa en la tragedia. La tragedia de Temple, de Horace, de Popeye y de Goodwin y su mujer, desgracias paralelas que se entrecruzan en un punto: la llegada de Temple y Gowan al hogar en el que habitan Goodwin y Popeye. Este es el punto donde sus cargas pasadas (Popeye y Gowan) se convertirán en lastres futuros (para Temple y Horace).

La maestría de Faulkner reside en no tocar directamente los temas más escabrosos de la obra, los roza con suavidad y así cada lector puede imaginar, como más le plazca, los detalles que el autor ha omitido. Hay que tener en cuenta que el público puritano de Estados Unidos aún no estaba acostumbrado a la violencia explicita y que Faulkner con esta novela pretendía ganarse unos cuantos dólares y abandona su estilo más innovador y personal por uno más clásico.

Hay dos personajes clave en la obra: Temple y Horace, Temple representa la cuesta abajo, la perdida de la inocencia en unas terribles circunstancias, el descubrimiento de la pasión y el amor y sobre todo, la degeneración, el saber adaptarse a un mundo terrible que no tiene nada que ver con el que ella ha conocido y en el cual ha crecido.

Horace en cambio, es el circulo, un noble abogado que tratará de ayudar a Goodwin en su causa ante la justicia, a pesar de la oposición de su propia familia, que durante el curso de temporal del argumento de Santuario vivirá alejado de su legítima esposa, pero que al acabar la trama volverá al mismo lugar de donde escapó, cerrando la circunferencia que es su vida

Magnífica novela que nos relata el lado oscuro y tenebroso de la Norteamérica de los años de la ley seca. Sus personajes están llenos de matices y su profundidad psicológica es admirable. Una novela muy recomendable aunque su propio autor renegará en varias ocasiones de haberla escrito. 



martes, 6 de noviembre de 2012

El precio de la desigualdad - Josep E. Stiglitz


Un libro como este da para hablar o comentar, en sus más de trescientas cincuenta páginas se encuentran gran número de tesis soportadas por una tremenda batería de datos. Sólo con las hojas con las notas al pies de página (agrupadas todas al final del libro) superaríamos el tamaño de una nóvela corta, ciento veinte páginas.

Está claro que Stiglitz quiere rebatir con contundencia muchas de las tesis de los liberales, crear, como dijo Krugman un ambiente propicio para el cambio en la política económica de su país: Estados Unidos y demostrar que la crisis financiera, la Gran Recesión como él la llama, tiene sus causas en la desigualdad  que existe, y lo que es más lamentable, se ha acrecentado y se acrecienta en los tiempos que vivimos.

Me es imposible analizar todo lo que el premio Nobel ha dejado escrito en su obra, pero tocaré tres temas especialmente importantes a mi juicio:

1) La busqueda de rentas: La tesis de Stiglitz es muy simple, es más fácil tratar de influir en el gobierno para conseguir un monopolio, una subvención o una desregularización beneficiosa para los intereses empresariales, que intentar crear valor para la sociedad con innovaciones o patentes. El ejemplo más duro para el autor es el siguiente: "Pero la forma más de búsqueda de rentas más atroz - y que se ha perfeccionado muchísimo en los últimos años - ha sido la capacidad de los responsables del sector financiero de aprovecharse de los pobres y de la gente desinformada, ya que han ganado ingentes sumas de dinero depredando a esos grupos con créditos usurarios y prácticas abusivas con las tarjetas de crédito". No sólo en los últimos años, se ha usado el recurso de presión (cambiemos esa palabra por corrupción en muchos casos) al gobierno sino que se ha atacado a la base de la pirámide para que su cúspide acaparé aún más fondos. En España el problema de las tarjetas de crédito es menor (aunque existe) que en Estados Unidos, pero muchos de nosotros hemos firmado una hipoteca que nos perseguirá incluso, si entregamos las llaves de la casa al banco o conocemos a un pensionista que invirtió sus ahorros en participaciones preferentes de alguna caja.

2) Falta de movimiento interclases: Una de las cosas por las que más orgullo siente los norteamericanos es por la posibilidad de que un botones sea un rico empresario en un periodo relativamente corto de tiempo. Stiglitz nos confirma que esto es cada vez menos probable. Los estudiantes norteamericanos sin unos padres con las espaldas bien cubiertas tienen que pedir créditos para acceder a la universidad. La cuantía de estos préstamos es elevada y las entidades financieras consiguieron una modificación en ley que iba en su provecho: ante una situación de quiebra personal los bancos puedan seguir reclamando estos fondos al estudiante, de por vida. Esto desincentiva a muchos jóvenes sin recursos familiares el cursar estudios de grado superior.
Como la mayoría de las universidades son entidades con ánimo de lucro no tienen interés alguno por aceptar estudiantes brillantes pero pobres, para ellas, es mejor tener estudiantes que sean buenos pagadores. Por lo tanto, la casta dominante tiene más posibilidades de continuar arriba ya que puede permitirse una educación de primera, si a todo ello, le añadimos que se ha eliminado el impuesto de sucesiones, la probabilidad de crear una dinastía reinante en lo económico es enorme.

3) La austeridad: El tercer punto de este pequeño resumen es el más cercano a España, en Estados Unidos la lucha es encarnizada por la cuestión del déficit, se quiere reducir la diferencia entre lo que gasta el gobierno y lo que se ingresa, recortando ciertas partidas cargadas de un innegable carácter social como el Medicare. Dejaré hablar a Stiglitz con este párrafo para ver cual es el problema inherente de la austeridad: "Otra forma de considerar los méritos de la austeridad es echando un vistazo a la historia. La historia demuestra que la austeridad casi nunca da resultado, y la teoría explica por qué no debería sorprendernos. Las recesiones las provoca la falta de demanda - la demanda total es menor de lo que la economía es capaz de producir-. Cuando el gobiernos recorta el gasto, la demanda se reduce aún más y aumenta el desempleo."

Serían innumerables los puntos que podría sacar de este libro, pero es mucho mejor que lo leáis. Stiglitz, un economista, que aboga por medidas centradas el bien común, que no sólo harán mejorar la situación de la mayoría sino que harán que la Economía vuelva a marchar y sea más estable, sin estar sujeta a los vaivenes del 1% que controla el 99% de la renta.