martes, 20 de noviembre de 2007

Intuición

Brausen mira el jarreo continuo de agua sobre su ciudad, melancólico el clima, melancólica mirada.

Hay cosas que se saben sin explicación racional, se saben y punto. Las tienes dentro de ti como si siempre hubiesen estado allí. Creo que todos tenemos esa sensación en algún momento de nuestras vidas, sabemos cuando algo ha acabado o cuando va a empezar, que elegir o que ignorar, que dejar pasar o que hay que agarrar sin piedad para que no se escape.
Para simplificar, llamaré a esto intuición, más científicamente la definición de la cualidad sobre la que estoy escribiendo podría ser "la capacidad para decidir la mejor opción entre varias con o sin ningún dato". Muchas de nuestras elecciones son de ese tipo y en su mayoría las más importantes de nuestras existencias. Mi nueva jefa me dijo el otro día que me selecciono porque le había dado "buen rollito", y yo a su vez acepte la oferta por las sensaciones positivas que había tenido en las dos entrevistas que hice.
Realmente todo se basó en una charla que a lo sumo duró una hora. ¿Cuantos datos se pueden conseguir en ese tiempo? Desde luego más que insuficientes para tomar una decisión tan importante como esa, tanto para ella como para mí, este vació objetivo se llena con vísceras y sentimientos.
Lo mismo pasa con los directivos de una empresa, eligen las estrategias sin saber realmente, las personas que conocen como se mueve la compañía están tan abajo en la cadena de mando que al "subir" la información llega tan resumida y tan dulce como una pildorita de sacarina. Lo increíble de esto, es que posiblemente haya personas capaces de decidir correctamente de esta manera. Es un don como otro cualquiera.
El común de los mortales nos informamos mucho más para tomar una decisión menor como puede ser la compra de una televisión que para elegir trabajo, amigos o pareja.
Yo siempre he confiado en esa intuición como mi guía, además de una manera casi ciega, para ir por la buena senda. Pero el otro día me di cuenta que, quizás me lleve por el camino incorrecto, o al menos por el más agreste. Hasta ese momento nunca había tenido en cuenta esa posibilidad, tremendo error o quizás no...

Brausen se prepará para salir a la carretera otra vez, ya van unas cuantas y siempre lo hace con gusto. Esperemos que la experiencia sea tan buena como otras veces.
El querido bloger recomienda la canción de los Foo Fighters: The pretender, una buena inyección de energía para días tan grises como este.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Tangentes

Brausen mira por la ventana y ve los adornos de Navidad colgados aunque no encendidos, algún mensaje ha recibido ya para las clásicas reuniones de esas fechas. La Navidad llega tan imparable como todos los años.

En un día normal, en una ciudad de tamaño medio, podemos ver cientos de caras, quizás miles, pasando deprisa a nuestro lado, sin fijarnos en los rasgos, sin mirar a los ojos que esconden un alma, esquivando los cuerpos como obstáculos de una carrera hacia una meta difusa.
La otra mañana en el metro me di cuenta, que una cara me sonaba, tuve esa sensación de reconocer a alguien y no saber de qué (por lo menos en mi caso la odio) y tras mucho rebanarme la sesera, llegue a la siguiente conclusión: que la conocía de mis trayectos diarios en el suburbano, que coincidía con ella casi todos los días en una parte del viaje de ida. Por supuesto, no he hablado, ni dialogado con ella, simplemente recuerdo su rostro de verla de manera más o menos continuada.
No hace mucho, hablando con mis ex-compañeros de trabajo salió a relucir un nombre. Fue una persona que entró conmigo a mi anterior empresa. Al poco tiempo de empezar allí, fue la comida de Navidad y como eramos los dos nuevos estuvimos casi todo el rato juntos. Fue un día divertido. Al poco tiempo él se fue de la compañía y no se nada más de su vida.
Son dos ejemplos de vidas tangenciales a la mía, que me han tocado en un único punto y cada cual sigue su existencia sin reparar en esa pequeña conexión que nos unió durante un tiempo. Echando la vista atrás puedo escribir cientos de casos de este tipo, con más o menos minutos compartidos, recuerdos olvidados o latentes en nuestro siempre esponjoso subconsciente.
La tangente es el comienzo de todo, el inicio inevitable de cualquier relación del tipo que quieras imaginar (amistad, amor, laboral...) un punto común vital para que la tangente se convierta, en secante, paralela o perpendicular a tu existencia (algún día haré una entrada con cada una de ellas).
Cada día esta lleno de miles de estas posibilidades geométricas, una mirada, un gesto, una palabra o un silencio pueden valer como tangente, y lo bueno o lo malo del destino es que no sabes si esa recta tangente de repente se va a convertir en una curva que te atraviesa el mismo centro de la circunferencia que tu has dibujado, ya que las leyes de la geometría no se aplican a las personas.

Brausen recomienda una canción muy acorde con este tema: Dancing in the dark de Bruce Springsteen (día 25 Noviembre Madrid, 26 de Noviembre Bilbao) con un verso perfecto que servirá de moralaje a esta entrada: "You can't start a fireyou can't start a fire without a spark"