martes, 28 de mayo de 2013

¿Por qué me comprastéis un walkie talkie si era hijo único? - Santi Balmes

Lo primero que debo decir en esta entrada es que aunque el libro esté escrito por Santi Balmes, hay otro autor casi tan importante como el primero: Ricardo Cavolo, que es el ilustrador del mismo y fundamental en la obra, ya que gracias a sus dibujos las descripciones de Santi Balmes son más vívidas y activas en nuestra mente y los personajes tienen una fisonomía totalmente reconocible y original.

El argumento de la novela trata sobre un antiguo niño prodigio, y es narrado por su hijo, productor de música independiente, toxicómano y parroquiano del bar barcelonés: Aro Sacro. El vástago cuenta la historia de su progenitor, el cantante maldito: Constancito Obs, a un psicoanalista/ negro para que la escriba y se publique. A partir de este punto, todo el sentido "coherente" del argumento se pierde, si es que alguna vez llego a haber alguno, y el autor da la bienvenida al surrealismo y no le dice adiós en ningún momento de la obra.

Y ese puede ser el punto de unión entre las letras de algunas de canciones Love of Lesbian (Santi Balmes es su cantante) y el libro. El amante guisante, Si tú me dices Ben yo digo Affleck, tienen ese toque de surrealismo, inverosimilitud y ciertas dosis de irreverencia que se respira desde la primera línea de su novela. Buscando en la ironía su arma para conseguir la sonrisa y la carcajada de sus lectores, en mi caso consiguió arrancar ambas en varias ocasiones, y refugiándose en el mundo de la música, que tan bien conoce, para dar cabida a sus personajes, muchos de ellos, supongo, basados en su experiencia personal.

Por momentos, la vida de Constancito recuerda a la de un Forest Gump, castizo, casposo y completamente musical, que crece siendo un proyecto de niño prodigio supuestamente ciego y cuasi falangista y acaba vestido de rábano en Ibiza cantando de chiringuito en chiringuito. A veces es tal el paroxismo de las situaciones en el que se ven envueltos padre e hijo, en sus dos diferentes espacios temporales, que resultan excesivamente rocambolescas.

Salvado este pequeño escollo, una novela muy recomendable, y este pequeño lector está desando que Santi siga escribiendo, ya sean letras de canciones o novelas.




jueves, 16 de mayo de 2013

El hundimiento - Joachim Fest

Una persona puede provocar un cierto grado de fascinación a otra: desde el manido amor, pasando por la admiración y acabando en la obsesión. Todos tenemos ejemplos personales, que se pueden ajustar más o menos, a alguno de los modelos de idolatría que he enumerado, lo raro es cuando ese sentimiento es compartido por millones de personas y el ser adorado no es un artista sino un político. Este fue el extraño caso de Adolf Hitler, consiguió fascinar y fidelizar al pueblo alemán (por supuesto, no al cien por cien de él) hasta el último momento de su existencia.

Estos instantes finales de la vida de Hitler, son los que narra Joachim Fest en El hundimiento. Se nos contará como el dictador vivió sus últimos días, oscilando entre un mundo onírico en donde grupos de ejércitos fantasma conseguían romper el cerco ruso a Berlín y la realidad de una guerra ya perdida, pero sostenida por la obstinada orden del Führer de no retroceder ni un palmo de terreno bajo ninguna circunstancia. Fest consigue, con maestría, introducirnos en el bunker de la cancillería y hacernos partícipes del ambiente de locura que allí se vivía.

Los generales del estado mayor alemán no se atrevían a llevarle la contraria a Hitler, aun sabiendo que los ejércitos a los que mandaba atacar sólo existían en su cabeza, y que sus órdenes suponían alargar una agonía que no tenía ningún sentido. Mientras tanto, Göring e Himmler luchaban por tratar de suceder a Hitler, cuando conocieron que era firme su decisión de no huir de Berlín, y firmar el armisticio con las potencias occidentales, tratando de escapar de las vengativas garras del poder sovietico.

Un carrusel de patetismo, cargado de tragedias, que por supuesto, acabó repercutiendo en el pueblo: se llamó a luchar a niños de las Juventudes Hitlerianas y ancianos del Volkssturm, se fusiló a cualquiera que pareciese que no quería apoyar la demente batalla final por la capital del Reich, y millones de personas se quedaron sin hogar.

Lo más terriblemente admirable de todo esta hecatombe, fue que Hitler se suicidó siendo el Führer, aunque él mismo acusaba de traición a muchos de sus colaboradores, algunos de ellos muy cercanos, la realidad fue  que hasta el último instante siguió estando en la cúspide de poder del Tercer Reich, y que muchas unidades solo cesaron de pelear cuando tuvieron la certeza absoluta de que Hitler había muerto. El magnetismo que irradiaba el dictador, siguió activo hasta el final de su vida, incluso cuando los datos objetivos y tan imposibles de ocultar como los horrores de una guerra, gritaban por si mismos para romper ese terrible hechizo.

Joachim Fest, afirma que Hitler fue un jugador toda su vida, que su táctica era lanzar cada vez un órdago mayor que el anterior, que esa era la única manera en la que se sentía feliz. Que era un tahúr encantador que envolvió a toda una nación en un juego en el que solo podía perder, y que cuando tuvo claro que no podía ganar, abandonó a sus compañeros de juego a su propia suerte, ya que él había sido derrotado por su culpa, el pueblo alemán debía expirar sus pecados de la manera más terrible posible.

En estos tiempos turbulentos que vivimos, algunas semejanza hay con el principio de los años treinta que encumbrarán a Hitler en el poder, debemos estar atentos para que nadie nos fascine de esa manera tan dañina.



martes, 7 de mayo de 2013

El librero - Régis de Sá Moreira

Más de una vez he elegido un libro guiado únicamente, por su aspecto y hay que reconocer que la pinta de esta obra es magnífica. Demipage, editorial de El librero, escrito por Régis de Sá Moreira, ha cuidado hasta el último detalle, para dar cabida en sus páginas a un manuscrito que en sí mismo mima a los libros.

Como es más que fácil imaginar, el autor escribe sobre una librería y su atípico dueño. Un dueño que solamente vende libros que él antes ha experimentado, así se evita el tener que mantener basura literaria en sus estanterías. La vida del librero se centra completamente en su tienda, ya que no sale de ella, no tiene amigos desde "que descubrió que se había convertido en un tema de conversación para ellos" y se comunica con sus hermanos solamente de la siguiente manera: arrancando las páginas que lee y le recuerdan a alguno de ellos,  se la manda por el anticuado correo ordinario.

El librero alcanza grandes cuotas de lirismo en algunas de sus partes, una de mis favoritas es cuando habla de los amores que ha vivido, como se sabe incapaz de amar a otra mujer ya que con la primera había perdido la mitad de su alma, con la segunda escarmentó y consiguió conservar la otra mitad de su ser, pero sería la tercera quien acabaría arrebatándoselo para siempre y, por lo tanto, en la actualidad era solo "un monumento a su amor perdido" y la única manera de volver a ser el otra vez completo era reuniendo a todas ellas.

Pero quizás lo que más defina al librero es su tierna cabezonería, empeñado en no atender a parejas, en espantar a los clientes indeseables soltando su: "hay muchas cosas interesantes que aprender sobre los icebergs", tomando infusiones de disparatados sabores cada vez que vende un libro, le hace ser un personaje adorable dentro de su singular locura. Es esa clase de persona, que todos conocemos o deberíamos conocer, que va contracorriente de lo habitual y no porque lo haga intencionadamente, lo cual puede llegar a ser detestable, sino porque donde nosotros vemos peculiaridad el ve normalidad.

Una novela preciosa, yo estoy esperando que se publiquen más obras de Régis de Sá Moreira en castellano.  
“En cuanto abría un libro, el librero se sentía feliz. O, al menos, se sentía bien, con una alegría casi infantil. También era una debilidad. Pero tenía la impresión de que alguien se ocupaba de él, de que alguien le cuidaba”