sábado, 24 de agosto de 2013

Intemperie - Jesús Carrasco

Intemperie trata sobre un niño que huye de su hogar, acosado en su escapada por un alguacil y encontrado en su camino por un viejo cabrero. Un triunvirato de personajes sobre los que se desarrolla la primera novela de Jesús Carrasco.

En una tierra reseca y ardiente, castigada por un sol inclemente, escasa de agua y repleta de polvo, el niño trata de dar esquinazo a  su destino huyendo hacia el norte. Un destino representado por el alguacil, protagonista de sus pesadillas y perseguidor implacable, que trata de cazarle en el llano interminable. Una mano amiga se cruzará en su camino, un encontronazo fortuito, un chispazo de compasión que le dará una mínima oportunidad de salvación.

El autor aclara porque el niño tiene pánico del alguacil, porque sus padres se ven empujados a tomar la determinación que provoca que su hijo quiera poner tierra de por medio, pero no quedan claras las razones por las que el viejo tiende esa mano al crio cuando se está hundiendo entre el polvo reluciente del llano. Esa es quizás la clave del libro, la pequeña magia que hace que todo el conjunto tenga armonía y rezume esperanza, un gesto inesperado de alguien que lo tiene todo hecho y que estirando su brazo para rescatar al sediento, solo puede encontrarse con problemas. Tan simple y bello como eso, tan difícil y tan increíble de creer cuando te sucede o lo realizas.

El viejo: es el bien, el alguacil el mal y el niño la inocencia, basado en estos tres arquetipos universales Jesús Carrasco crea una novela sólida y con corazón que abre su carrera como escritor. 


jueves, 15 de agosto de 2013

La librería ambulante - Christopher Morley



"Un buen libro debe ser simple. Y como Eva, debe provenir de algún lugar entre la segunda y la tercera costilla: debe haber un corazón latiendo en su interior. Una historia que es sólo cerebro no vale demasiado". A "La librería ambulante" de Christopher Morley le sobra corazón, sus personajes son apasionados: Roger Mifflin vive para y por los libros, encantado por un hechizo que no puede romper, la llama de su alma devoradora de literatura no hace otra cosa que crecer. Helen McHill es un corazón inquieto que quiere descubrir el mundo.

Roger es el orgulloso dueño del Parnaso Ambulante, un carromato acondicionado para ser librería e ir de pueblo en pueblo vendiendo literatura a los granjeros, tratando de conseguir que por la sangre de américa corran los grandes clásicos. Es un charlatán, pero no quiere engatusar a nadie, solo desea colocar a cada persona el libro adecuado para que en ella salte el gusarapo de la lectura de entre el lodo de su rutina. Es una tarea hercúlea, maravillosa y complicada, tratar de adivinar que le conviene a sus clientes, y pasado tres meses, cuando vuelva a recorrer ese camino saber por el propio lector si ha acertado o no.

"Cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estas vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra" esa es la manera de pensar de Roger, tan romántica como utópica, me siento identificado con esa forma de ver los libros, en la capacidad de unos gramos de papel de cambiar un sino, admirar como otras personas son capaces de expresar lo que tú sólo eres capaz de intuir, una de las alegrías más grandes que he experimentado es como cuando he podido recomendar un libro a una persona y he acertado. Debe ser un sentimiento parecido al que experimenta un pinchadiscos con una pista de baile que no para de reaccionar a sus estímulos.

"Un hombre puede ser un holgazán en todo lo demás mientras haga una sola cosa con todo el esmero posible". Roger está salvado ya que es uno de los personajes más grandes que he encontrado en el mundo de la literatura, su creador: Christopher Morley, también, algo tan humano y tan doliente no se puede crear en una sentada. ¿Habrá algún día que el pequeño Brausen lo esté?

Maravilloso libro, solo puedo rogar que se lea.


viernes, 9 de agosto de 2013

El crash de 1929 - John Kenneth Galbraith

La capacidad para no volver a repetir los errores cometidos en el pasado es algo que no se encuentra con mucha facilidad, de hecho es uno de los problemas más graves que tiene una persona, si encima a esto le añadimos que el fallo se cometió hace mucho tiempo y no sufriste las consecuencias en tus propias carnes, las probabilidades de no tropezar en esa piedra se reducen a cero.

Esto es lo que vemos con el magnífico libro de John Kenneth Galbraith: El crash de 1929, en sus páginas se narra el desarrollo de, quizás, el suceso económico más famoso de la historia: la caida estrepitosa de la bolsa de valores de Nueva York en octubre de 1929. Galbraith analiza datos, cifras y artículos de prensa con declaraciones de los políticos y magnates de la época. Es curioso observar como a los que decían, ya en fechas tan cercanas al crash como mayo de 1929, se les tachaba de locos y se comentaba que el mercado aún tenía recorrido al alza, ya que el precio de las acciones era el verdadero y no estaba hinchado por la especulación.

Las burbujas económicas se retroalimentan, como el precio del activo (acción, finca en Florida o pisito en Seseña) no para de subir, hace que más dinero ansioso de conseguir beneficio acuda a tal mercado, lo que a su vez hace crecer más la bola de nieve, cuando la burbuja ya está madura, suelen aparecer instrumentos financieros de nombre sofisticado,  trust de inversión en 1929, hipotecas subprimes en el 2008 que terminan de estirar los precios hacia arriba, a costa de relajar los controles de riesgo, ya que parece imposible que el gigante iceberg en que se convirtió la bola de nieve se pueda derretir. Si no llegabas a pagar tu hipoteca cada mes, siempre podías vender la casa por un precio superior al que pagaste, el problema es cuando el precio del activo deja de subir, en ese momento llega el caos.

El libro tiene muchos puntos a favor: un tono irónico que lo hace hasta divertido por momentos, una manera muy fácil de explicar los términos económicos y sobre todo, una capacidad de analizar la psicología de la especulación preclara. Sirva esta cita como ejemplo:
"... las posibilidades de una repetición de algún tipo de orgía especulativa son más bien buenas. Nadie puede dudar que el pueblo norteamericano sigue siendo suceptible al estado de ánimo especulativo, es decir, la convicción de que pueden esperarse de la empresa ilimitados beneficios en los cuales ellos, individualmente, tienen reales posibilidades de participación. Un mercado al alza puede aún convertir en hecho real el navegar en un mar de riqueza. Lo cual, a su vez, incitará a participar a un número creciente de personas. Los instrumentos preventivos y los controles gubernamentales están prestos a intervenir, los cuales en manos de un determinado gobierno, son sin lugar a dudas ciertamente eficaces. No obstante, hay ciento y una razonespara que un gobierno se decida a no utilizarlos"

Da miedo pensar que el profesor Galbraith escribió esa frase en 1954.