lunes, 24 de agosto de 2015

Sombras


Hasta hace poco pensaba que mis recuerdos se volvían sombras incoloras e indoloras, mis ilusiones cambiaban su ropaje multicolor por una gris y austera vestimenta e incluso, el flamígero sufrimiento que proceso se achantaba y acomodaba como una discreta cicatriz en el envés de mi mano.
 
Pero obviaba lo más importante, yo soy una sombra, olvidada en las estanterías de la memoria de otras personas y lo que es más terrible, que camina. Me he convertido en el gris recuerdo de mi mismo, en una pesadilla viviente nacida del sueño de un adolescente, mi sangre roja se ha transmutado en un  líquido compuesto de: pus, mierda y alcohol. Me descompongo a cada paso, exteriormente cohesionado por una coraza de cinismo y educación, interiormente destilando terror y dolor. Es un proceso sin marcha atrás, un descenso con solo un final, una historia trillones de veces repetidas
 
Sombra con sus sombras, gris con sus grises, un hombre difuminándose en el pavimento de una calle olvidada, otro grano de arena que vuela en el desierto de la vida.


domingo, 28 de junio de 2015

Lascas

Crecer implica dejar atrás el niño que se fue, tanto físicamente como psíquicamente, pero el infante que fuimos se queda dentro de nosotros, como una luz que nos llena de todo lo bueno que eramos, un deposito repleto de fe, ilusión y bondad que bombea esto brillos al adulto alopécico en el que nos transformamos.

Cada golpe que recibe el adulto, lo sufre el pequeño, cada media sonrisa, cada mirada sesgada, cada mentira, cada promesa truncada, cada pacto quebrado, cada acuerdo engañado,cada media verdad, cada navajazo al bajo vientre, cada pisotón recibido (con tacones o no), cada grito ahogado, cada caricia olvidada, cada abrazo laxo, cada beso esquivo, cada codazo rastrero, cada mentira piadosa, cada reunión hipócrita, cada falsa reverencia, cada arrodillamiento laboral, cada caldera estropeada, cada frenazo con el coche, cada instante perdido, cada playa ausente y cada cuarto decreciente hacen saltar lascas al niño que habita dentro de nuestro adulto alopécico. Un gramo menos de fe, un poso más de oscuridad y un pellizco menos de futuro.

El adulto mata al niño, como el tiempo al adulto, sin remedio y con pasión, nos vaciamos de pureza y nos llenamos de inmundicia, cada lasca perdida nunca será recuperada, no es un Lazaro que se levante y ande a voluntad, como mucho es un Frankestein creado con muñecos y retazos de algo que ya no se es.

Lascas reventadas a golpe de vida, pedazos levantados a fuerza de destino, silencios aferrados a almas perdidas.

PD: Una primera personal del plural cobarde y baldía sustituye a un singular valiente y fecundo.

lunes, 30 de marzo de 2015

Valor

He leído: Morir en África de Luis Miguel Francisco, maravilloso documento sobre los acontecimientos acaecidos en la comandacia de Melilla en 1921. Miles de españoles y, por supuesto de marroquíes,  murieron durante esa campaña. El ejercito colonial español fue obligado a retirarse de todo el frente y situar sus líneas defensivas muy cerca de Melilla.

Durante ese proceso hubo posiciones que fueron asediadas varios días bajo el sol inclemente del verano africano, y que estando aisladas por el enemigo no pudieron recibir ayuda en ninguna de sus formas, los mayores exponente de estas circunstancias fueron: Igueriben o Monte Arruit. Su única elección era la resistencia hasta la muerte o una rendición en inciertas condiciones, bajo estas premisas, que bordeaban la tragedia, muchos actores se comportaron como auténticos héroes griegos: se sacrificaron por sus compañeros, vertiendo generosos su sangre para mayor gloria del altar de la patria (como bien podría haber escrito algún periodista de la época).

Estas luminarias tan brillantes son capaces de dejar en la sombra el continuo de una vida anterior, es tan grande la supernova de ese instante, tan inusual, que revienta la solidez de un día sumado a otro, hasta alcanzar miles. Pudo suceder que el valor de ese sacrificio visceral ocultase la infamia de un ser deleznable, o incluso a la inversa, la flaqueza de un terror incontrolable, cubriese de oprobio un historial de servicio intachable.

El ser humano se suele fijar en estos instantes tan colosales en vez de tener en cuenta los largos días de leves altibajos, pondera más una locura brillante que un valor, oscuro, obstinado y obediente. La verdadera audacia, no ocupa las páginas de los libros; ya que es pequeña y callada, silenciosa en su proceder y enemiga de los focos. Se ocupa de alimentar a los hijos trabajando largas horas, de cuidar a unos padres desvalidos olvidandose de las necesidades de uno mismo o de limar las esquinas de una rutina gris con una lima de color. Se necesita tener muchas agallas para hacer eso, ya que sabes que nadie te lo va a agradecer, protagonizaras novelas, ni se acordará nadie de ti cuando pasen unos instantes.

Sin vestir galones, ni enarbolar banderas, sin uniformes, sin oriflamas áuricas que adornen sus balcones, habitan entorno nuestro verdaderos héroes de lo cotidiano, gigantes de ternura que habitan universos pequeños que llenan con su luz, acostumbrados a pasar desadvertidos e inasequibles a la derrota, continúan peleando por hacer un mundo levemente mejor a los que le rodean. El mundo cambiará cuando ellos sean los protagonistas y los otros los olvidados.




sábado, 21 de marzo de 2015

Ser perdidos

Estar perdido es una cosa y ser perdido otra, la última parece algo que no es, nadie te ha perdido, eres tú quien sabes que no te encuentras, pero no por un instante, en la confluencia de un cruce o en el enmarañado entramado de unas calles estrechas y oscuras, sino que te sabes sin rumbo, derivando en una vida sin timón ni dirección. La consciencia de esa condición es el momento en que todo tiene sentido, de la contradicción máxima, nace la verdad del ser, surcar las olas de la vida dejandote bambolear, sin oponer resistencia, feliz en tu sin rumbo, gozando de cada momento que respiras.

La antítesis se hace sublime en un momento específico, cuando un errante y una perdida emprenden juntos un instante, un segundo, donde se rasga la oscuridad, se resquebraja el infierno de asfalto, donde laten dos almas vacías de sentido pero plenas de vida. Anhelantes de verdad, se comparten los itinerarios errabundos y perdidos por completo se ENCUENTRAN. Podrán surcar el mar ciudad, volar entre el gris contaminado y zambullirse en los mapas del mundo, porque siendo perdidos han hallado, sin esperanza ha nacido un arco iris, desfondados se han posado.

En la contradicción está la vida.