domingo, 9 de mayo de 2010

Vida y literatura

He estado bastante tiempo dándole vueltas al libro sobre el cual voy a hablar ahora: La casa Verde de Mario Vargas Llosa.
No sabía como interpretarlo, si sus florituras estilísticas, temporales y formales tienen cabida en la vida real, si es todo un artificio o un juego para entretener al lector sin reflejo en el lago de la vivencia personal. Pero antes de seguir, voy a dar un breve resumen del argumento del libro:
Perú, Perú entre principios y mediados del siglo XX, Perú selvático y tropical. Santa María de Nieva, Iquitos, Piura y como no; la selva. Personajes: ambiciosos con dinero y poder como el Señor Reátegui, codiciosos y sin escrúpulos como Fushía, personas que pasan del convento a la casa de lenocinio como Bonifacia y así una baraja de seres que interactúan en este pequeño universo.
Lo interesante del libro aparte de su historia, es como está escrito, puedes encontrar diálogos cruzados, dos personas hablando al mismo tiempo que lo hacen otras dos en otro lugar o periodo de tiempo. Monólogos interiores que se entrelazan, el del cura con el dueño de la casa de putas. Personajes que aparecen hace cincuenta años y en el momento presente. Todo para intentar explicar como actuan ahora los personajes debido a como lo hicierón en el pasado, que a su vez estaba motivado por mil y una razones y esperanzas.
Realmente la vida es así, una serie de personas que se mezclan en millones de planos, porque cuando tu hablas con un amigo, no habla sólo tú yo actual y presente, sino que por él hablan todo lo que has vivido y sentido, tus cicatrices mal curadas y tus ilusiones agonizantes, tu yo pasado y aún latente, tu borrá del café aún humeante.
Los libros son lineales porque es imposible abarcar la vida en unas páginas, se escapa por sus bordes, hay que simplificar, buscar la esencia y cimentar la base. Y por supuesto, cuanto más se acerca una obra a la esencia de la vida más complicada se hace su lectura. Yo muchas veces leo para divertirme sin más, y no para que me recuerden la maldad del mundo o la llave de la existencia, esto a su vez, no es otra cosa que vivir. Todo es bueno, todo es posible, todo es alabable, todo es vida.