Sorprende ver la vigencia de algunas conductas a pesar del paso de los años. Traigo a este blog una cita extraída del libro que me estoy leyendo en estos momentos: La desheredada de Benito Pérez Galdós.
El autor habla de reacción que se produce en la sociedad española del siglo pasado, entorno a los años setenta de la centuria pasada, ante el asesinato de un crió por otro.
"... se declaró con unanimidad muy satisfactoria que era preciso hacer algo, ¡algo si!, y consagrar muchos ratos y no pocas pesetas a la curación del cuerpo social. Como la Prensa, alarmada, acalorase el asunto en los días sucesivos, se formaron juntas, se nombrarón comisiones, las cuales a su vez parieron diversas especies de subcomisiones; y hubo discursos seguidos de aplausos..., y se lucieron los oradores; y otros, que ávidos estaban de dar sus nombres al público, adquirieron esa celebridad semanal que a tantos desvanece.
Tanta actividad, tanta charla, tanto proyecto de escuelas, de penitenciarías, de sistemas teóricos, prácticos, mixtos, sencillos y complejos, celurales y panoscópicos, docentes y correccionales, fueron cayendo en el olvido, como los juguetes del niño, abandonados y rotos ante la ilusión del juguete nuevo. El juguete nuevo de aquellos días fue un proyecto urbano más práctico y, además, esencialmente lucrativo. Ocupáronse de él juntas y comisiones, las cuales trabajaron tan bien y con tanto espíritu de realidad, que al poco tiempo se alzó grandiosa, provocativamente bella y monumental, toda roja y feroz, la nueva Plaza de Toros."
¿Cuantos ejemplos podemos poner de esto? ¿Hasta cuando durará el tema de Libia en primeras planas? ¿Cuando habrá un juguete nuevo en nuestras manos?