martes, 8 de julio de 2008

El límite de la locura

Brausen mira apesadumbrado como aumenta el volumen de su tripa, conducido por la desesperación puede tomar cualquier decisión, incluida la de hacer deporte.

Hace un tiempo que me terminé Lecciones de Ilusión de Pablo D'Ors , libro que para digerirlo en su entereza merece ser vuelto a leer, y no me terminaba de decidir por uno de los muchos temas que se tocan en la obra, todos con enjundia. Tras sopesarlo creo que me decantaré por el que da título a esta entrada y es el hilo conductor de la novela de D'Ors.
Para que una persona sea original en cualquier ámbito debe pisar caminos nunca hollados hasta ese momento, explorar sendas oscuras e inciertas, olvidarse de convenciones académicas y normas sociales, avanzando en pos de una idea, que puede que se le haya metido en la cabeza a traición, coqueteando con la locura y citándose con ella a cada momento.
Los cuerdos actúan siempre de acuerdo a lo preconcebido, no cabiendo en ellos más que un comportamiento predecible, llevando una vida madura y plena exenta de sobre saltos.
¿Pero quien es el loco y quien el cuerdo?
Las normas (sociales, académicas, artísticas o de cualquier tipo) a las que atenerse cambian a cada momento, no hace más de cien años (e incluso menos) lo intachable era casarse sin llegar al cuarto de siglo cumplido, ahora se llama loco al que simplemente contrae matrimonio; sensato era el profesor que pensaba que el sol era el centro del universo mientras actualmente todos pensarían que es un borracho, cabal y heroico era el que se metía a torero y en nuestros es tildado de asesino.
El cuerdo tiene miedo del loco, de su impredecibilidad, de su falta de respeto del mundo seguro y normalizado que nos (uso primera persona del plural porque yo desde luego tengo más de cuerdo que de loco) hemos creado, pensando que este hogar de paja que levemente se mantiene en pie vencerá al huracán que es la vida.
El creador, el artista o el científico (porque no pueden ser sinónimos) debe adentrarse en el país de lo inesperado para secuestrar una idea y amoldarla a los estándares cuerdos en los que existimos para que pueda ser aceptada, todo aquel que lo haga con sinceridad merece mi reconocimiento. La originalidad y la locura siempre van de la mano, si nadie sobrepasase los límites de la sensatez viviríamos en una eterna circunferencia de conformismo.

Brausen recomienda el parque del Capricho, sito en la Villa y Corte, una verdadera joyita escondida en este nudo gordiano que llamamos Madrid.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mejor que deporte, para tu barriguilla te recomendaría una dieta muy eficaz... qué mala memoria, no recuerdo el nombre ;^p

Anónimo dijo...

La sensated vive en nosotros; pero es la locura la que nos esta arrastrando cada dia...
un beso con sensated o locura?

anonima dijo...

Si, el parque del capricho es precioso..

Yo paso por el cada dia ( a la salida del trabajo)