Lo que me hizo decidirme a comprar esta novela fueron
las columnas semanales sobre la caja tonta de Pepe Colubi en el Jueves, sus
opiniones y estilo me hicieron darle una
oportunidad de la cual no estoy para nada arrepentido.
Una aventura como cruzar el charco en el año
ochenta y tres bien merece una novela, y más aún cuando pasas de Asturias a
California y no tienes ni diecisiete años. Esto es lo que le sucede a Pepe,
abandona su terruño natal y acaba en Carpet Drive en uno de sus chalets que
abundan tanto en los telefilmes americanos que todos hemos consumido.
Al bueno de Pepe/Pipi/Joe le pasan un buen número
de acontecimientos en las tierras californianas que bien merecen ser narrados,
las diferencias entre una España que se trataba de sacudir los restos de la
dictadura y un Estados que gobernaba un actor de Hollywood: Ronald Regan, se
podía comparar a la diferencia de altura entre Torrebruno y Romay. Pepe podía
conducir pero en cambio, no le estaba permitido beber cerveza, cosa que en
nuestra amante patria era de lo más común del mundo con dieciséis años.
Son innumerables los momentos hilarantes del que
está nutrido el libro de Colubi, especialmente graciosos me parecen: cuando el
protagonista de la obra trata de conquistar a Tina, la clásica niña buena
americana que antes de salir con ella le hace conocer a su padre, y Pepe, acaba
borracho y felado por una amiga de ella. El otro instante, con el cual me
siento totalmente identificado, es cuando en medio de un partido de soccer,
escucha blasfemar en un correcto castellano a un rival, y ante la respuesta
afirmativa del adversario a la pregunta de si es español, acaban unidos en un
fuerte abrazo.
Lo que hace a esta novela más que un simple
recopilatorio de gags es el toque de misterio que introduce Colubi en la casa
de los Johnsons, con su padre desaparecido y sobre todo la nostalgia que desprende
cada línea, esa tristeza por aquello que sabemos que nunca volverá. Janine es
el símbolo de todo ello, la amiga que tiene pareja, pero que hace latir el
corazón de Pipi con fuerza, por la que llora cuando despega el avión que le
trae de vuelta a la realidad, cuando el sueño americano acaba para él.