¿Por qué nadie da nada sin esperar nada a cambio? Me suena a título de canción o al menos a algún verso perdido de un éxito del pop español ochentero.
Pero en general es lo que sucede, gente esperando recibir algo, sin ofrecer ellos nada, aguardando que lluevan estrellas sin ni siquiera pronunciar una plegaria. El universo es una continua espera, de manos atadas a la espalda por los invisibles lazos de egoísmo, o quizás sean ligaduras de miedo. Temor a exponer el flanco y que en un contraataque veloz te destrocen el alma.
Una vez una persona muy importante para mí me dijo: "manos que no dais a que esperáis", y me he dado cuenta, aunque me cueste llevarlo a cabo, que es cierto, que hacer una mínima acción que otra persona no espera, y le agrada (no entran aquí las putaditas varias), es una cuota de felicidad que de otra manera es muy difícil alcanzar. Es poner a funcionar una reacción en cadena de pequeñas alegrías que hacen que la vida de una persona sea mucho más agradable.
Por supuesto tienes el riesgo que alguien se aproveche de ti, de tu bondad, pero a medio plazo estoy totalmente convencido que ganarás mucho más que perderás.
Expón tu flanco al ataque enemigo, la gloria está al otro lado.
Brausen queda totalmente perplejo de la moralina puesta en este escrito, y de la curiosa filosofía minimalista de la felicidad que cada día abraza con más fe. ¿será Brausen un optimista escondido en la piel de un pesimista?
Brausen recomienda un clásico del año 82: Telegraph road de Dire Straits.
1 comentario:
Muchos depositamos nuestras esperanzas en esas pequeñas alegrías, y con razón:la diferencia entre un día malo y uno bueno en nuestra rutina habitual puede estar en esas cosas pequeñas.
Esa "curiosa filosofía minimalista de la felicidad" es una buena medicina.
He dicho.
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