jueves, 14 de junio de 2007

El amor perfecto

Brausen llega a casa cansado de una larga jornada laboral, plagadas de emociones y desventuras. Su querido jefe se jubila y le deja solo ante la tempestad. Por favor, lectores de ese minúsculo ser llamado Brausen, haced click en su anuncio (aunque cada día sea más patético el anuncio que le ponen), propagad el blog, sin su entrañable superior Brausen no quiere seguir en esa demoniaca empresa y quiere vivir de los ingresos generados por esta página

Me pregunta por ahí un anónimo acerca del amor, os transcribo su duda: "A propósito del amor tengo una teoría que me apetece compartir contigo: ¿no son más bellas las historias imposibles? porque siempre serán perfectas, en nuestra mente, en la no-realidad que construimos alrededor,en el secretismo de lo profundo. Un amor imposible está exento de rutinas, defectos, pitidos de despertador y malhumores varios. ¿Me equivoco o no?"
El amor perfecto que me comentas solo existe en nuestra mente, en esas ensoñaciones que se tienen mirando desde un jardín pasar los trenes, o desde un tren viendo pasar los jardines. Seres perfectos habitando nuestra cabeza, bailando sobre nuestras neuronas, contaminando nuestros ojos. Son ideas que existen ajenas a la realidad, perfectas a la manera de Platón, todo lo que no son ellas son meras copias defectuosas y deudoras de la única que existe realmente: la perfecta. Desde este punto de vista es cierto lo que dices.
Creo haber comentado ya en este Blog, que en esto del amor soy Aristotélico, básicamente porque lo que corre por mis venas es sangre y lo que tengo debajo de mi piel es carne. Esa idea del amor perfecto, es una entelequia del intelecto o juego de la razón, porque se ama con las vísceras, se siente en los tuétanos y se sufre el dolor en el centro del alma. Es un sentimiento irracional que te hace perder el control en la mayoría de las facetas de tu vida (como perder el apetito por ejemplo), una pasión que en su estado máximo domina a todo el ser e impone su imperio de hormonas. Donde lo racional, aun incluso en este mundo cuadriculado en el que vivimos, queda arrinconado.
Si Dios, el destino, el azar, las sincronías, el viento, el alcohol, el mismísimo Carl Gustav Jung o la táctica y la estrategia de algún poeta Uruguayo, hacen que se cruce en mi camino,otra vez, el amor, te aseguro que entraré en la caverna de Platón y correré a abrazar a la sombra y no a la idea perfecta que la proyecta, aunque por eso me convierta en el Príncipe de las Tinieblas y baile en la oscuridad hasta el fin de mis días.

Brausen vuelve a la carga con los Editors, hoy recomienda The racing rats, y en especial el momento en que Tom Smith (vaya nombre más comun, por eso aun me gustan más) se desgañita cantando: "Come on, come on you Knew you were lost but you carried on anyway..." Esta frase, le trae ideas a la mente de Brausen para sus próximos escritos.

domingo, 10 de junio de 2007

Pero se mueve


Brausen saca, a veces, a pasear su acidez, presente en él como las vísceras en su cuerpo.

Dos caras que existen o quizás sean más...


No es que Galileo se haya apoderado de mí para escribir el título de esta entrada ni vosotros seáis la Santa Inquisición, simplemente cumplo lo prometido y hablo de la última frase de En Picado: "Nos quedamos mirando la gran noria durante largo rato, tratando de averiguarlo. No parecía moverse, pero seguro que se movía. Supongo"

Los cuatros protagonistas miran desde la azotea en la que se conocieron la gran noria Londinense que se construyó a orillas del Thamesis para celebrar la entrada del milenio. No simboliza otra cosa que la vida.

Tengo muchas veces la impresión, que mi vida está estancada, que el mecanismo de mi noria se ha estropeado y me ha dejado clavado en un punto del cual no soy capaz de avanzar, que por mucho que me deje los riñones empujando este artefacto infernal, que yo no he pedido y alguien me regalo y me ató a él sin consultarme, soy incapaz de conseguir moverlo. Y la miro desde el suelo, y me siento tan pequeño, tan insignificante e impotente para hacer girar semejante rueda que me dan ganas de dinamitarla y acabar con esa agonía sin fin.

Pero yo no soy Sísifo, ni mi noria es una piedra que tenga que transportar eternamente, y gira, gira sin pedir opinión a nadie, a su ritmo, a veces tan lenta que parece no moverse y otras tan frenética que parece que te va a descabalgar. Así que no queda otra que aprender a montarla (ya que domarla es imposible), adaptarse al ritmo que te marque y disfrutar del paseo, ya sea tan imperceptible que te permita divagar sobre lo que ves o tan rápido que solo puedas cerrar los ojos y sentir el placer de la velocidad.

Porque como te la dan te la quitan, y no sabes nunca cuando va a ser. Jung (tenía que salir, no lo puedo evitar) dice que es una tontería hacer planes a largo plazo, la vida tiene un componente irracional que el hombre no puede controlar y juega una baza innegable en nuestra existencia.
Es esa parte de "magia" que tanto me gusta que tanto me atemoriza.

Disfrutemos, pues de las vistas que nos quiera otorgar el feriante.


Brausen recomienda a EDITORS, emocionado lee la letra de The weight of the world, "cada pequeño acto de nuestras vidas, ¿no significará algo para otra persona"...

Vienen al Summercase, Brausen se preparará para tan increíble evento.

miércoles, 6 de junio de 2007

Puedo

Puedo, puedo, puedo, puedo, puedo... Escribir de tantas cosas, leer, escuchar, oir, sentir, palpar, absorver, filtrar y...
Pero hoy no quiero, solo quiero ser un pedazo de carne con ojos y dejar que los hechos fluyan a mi alrededor.
Puedo, pero ¡NO QUIERO!