domingo, 10 de junio de 2007

Pero se mueve


Brausen saca, a veces, a pasear su acidez, presente en él como las vísceras en su cuerpo.

Dos caras que existen o quizás sean más...


No es que Galileo se haya apoderado de mí para escribir el título de esta entrada ni vosotros seáis la Santa Inquisición, simplemente cumplo lo prometido y hablo de la última frase de En Picado: "Nos quedamos mirando la gran noria durante largo rato, tratando de averiguarlo. No parecía moverse, pero seguro que se movía. Supongo"

Los cuatros protagonistas miran desde la azotea en la que se conocieron la gran noria Londinense que se construyó a orillas del Thamesis para celebrar la entrada del milenio. No simboliza otra cosa que la vida.

Tengo muchas veces la impresión, que mi vida está estancada, que el mecanismo de mi noria se ha estropeado y me ha dejado clavado en un punto del cual no soy capaz de avanzar, que por mucho que me deje los riñones empujando este artefacto infernal, que yo no he pedido y alguien me regalo y me ató a él sin consultarme, soy incapaz de conseguir moverlo. Y la miro desde el suelo, y me siento tan pequeño, tan insignificante e impotente para hacer girar semejante rueda que me dan ganas de dinamitarla y acabar con esa agonía sin fin.

Pero yo no soy Sísifo, ni mi noria es una piedra que tenga que transportar eternamente, y gira, gira sin pedir opinión a nadie, a su ritmo, a veces tan lenta que parece no moverse y otras tan frenética que parece que te va a descabalgar. Así que no queda otra que aprender a montarla (ya que domarla es imposible), adaptarse al ritmo que te marque y disfrutar del paseo, ya sea tan imperceptible que te permita divagar sobre lo que ves o tan rápido que solo puedas cerrar los ojos y sentir el placer de la velocidad.

Porque como te la dan te la quitan, y no sabes nunca cuando va a ser. Jung (tenía que salir, no lo puedo evitar) dice que es una tontería hacer planes a largo plazo, la vida tiene un componente irracional que el hombre no puede controlar y juega una baza innegable en nuestra existencia.
Es esa parte de "magia" que tanto me gusta que tanto me atemoriza.

Disfrutemos, pues de las vistas que nos quiera otorgar el feriante.


Brausen recomienda a EDITORS, emocionado lee la letra de The weight of the world, "cada pequeño acto de nuestras vidas, ¿no significará algo para otra persona"...

Vienen al Summercase, Brausen se preparará para tan increíble evento.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

um... cuando acabe los exámenes tengo que leer ese libro..

Anónimo dijo...

Lloro amargas lágrimas pensando en el triste cumpleaños que me espera: yo en mi casa y tu con los editors.
Que vida más dura y que mundo más pesado.

narradora de bolsillo dijo...

Una vez vencida la inercia, todo inicia su movimiento y es difícil de parar. La noria, el mundo, giran y giran y si estás montado en ellos te llevan, irremediablemente, sin dejar que te escapes.
Como has dicho, el truco está en aprender a disfrutar día a día de las vueltas y vistas y aprehender lo interesante que encontramos en cada una de ellas.

Aunque sea con un día de retraso, ¡Felicidades, Ingrid!

Anónimo dijo...

Tienes mucha razon que nuestra vida es como una noria aunque en ocasiones podemos pararla dejamos que siga su trayecto cuando podiamoa haberla parado

un besito

Anónimo dijo...

Si no te gusta la noria sólo tienes que bajarte y subirte en otra atracción, daras igualmente vueltas xq es algo q no se puede evitar en las atracciones, pero puede que cambies el sentido del giro. Sólo es una opción que te brindo ;)