sábado, 29 de diciembre de 2007

Dentelladas

Te la dan sin solicitarla y te la quitan de la misma manera, un tiempo concedido y desconocido que avanza inexorablemente hacia la muerte. Así es la vida.
Durante el tiempo que existes ocurren millones de cosas, la mayoría de ellas no las eliges: creces, envejeces, enfermas o te parte un rayo en dos, sin más razón que la ley de vida. Caminas, de principio a fin, expuesto a recibir dentelladas que te desgarran y estremecen, desangrándote un buen trecho de ese camino en el que todos estamos luchando. Cuando consigues sanar de una, ya hay una zarpa dispuesta a dejar su marca en ti. Un circulo sin fin que solo acaba con tu propia muerte. Así es la vida.
No hace mucho leía, en un libro de Ernesto Sábato, una opinión que comparto plenamente y ya he expresado en este Blog. La felicidad, la felicidad con mayúsculas no existe, esa idea que tenía cuando era un crío de un mundo en que habría un enorme parque de atracciones, del cual nunca tendría porque salir y siempre podría estar montado en los coches de choques sin pagar, es una ilusión, una ilusión dañina por otra parte. Porque ¿Cuanto tiempo puedes pasar tratando de descubrir este El Dorado? Esta búsqueda desespera y descorazona ya que solo trae lo contrario de lo que se ansía hallar: desdicha. Mientras estas embarcado por los mares del universo buscando la Atlantida, dejas pasar pequeñas islas llenas de encantos más sutiles pero menos grandilocuentes, que te podrían llenar de momentánea (no conozco nada que sea eterno) felicidad.
Ya me di cuenta hace un tiempo de que los parques de atracciones grandiosos no me llenaban, creo que he sido medianamentente afortunado al desechar esa posibilidad con cierta prontitud, hay personas que no lo hacen nunca. Ahora redoblaré mis esfuerzos por no dejar pasar ni una sola oportunidad de dicha, pienso agarrarme a ellas clavandole las uñas, sujetandolas con mis dientes, bebiendome su sangre hasta la última gota. Voy a dar dentelladas tan rabiosas y profundas que no podrán escapar.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Disfruta de la vida, Brausen, de cada instante, sin esperar que luego haya alguno mejor.
La vida pasa y no regresa.

Anónimo dijo...

como dice un amigo mío: "la vida es muy corta", y por eso hay que aprovecharla al máximo y amarrarse a cada detalle como si fuera lo último que te va a pasar.

Anónimo dijo...

Me acabo de dar cuenta de que yo en vez de un parque gratuito de atracciones gigante tengo en mente algún cuento de princesas y lo más cojonudo de todo es que todavía me lo creo. Di tú que soy joven e inocente...

narradora de bolsillo dijo...

Brausen, di algo.
¿Cómo va el aprovechamiento de las oportunidades de dicha?

anonima dijo...

No he venido a Córcega para sentarme en una curva, yo quiero vivir.

- Yo diría que ver pasar los coches ya es vivir un poco.

Michel Houllebecq, La posibilidad de una isla


CADA MINUTO CUENTA, TAMBIÉN EN EL QUE TE DAN LA DENTELLADA.
SIN LO MALO NO EXISTE LO BUENO.

Un poeta amigo mio escribio algo que entonces me vino al pelo, y no lo olvidaré nunca (o al menos lo intentaré):

"debemos vivir con la certeza, de que no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor"

Anónimo dijo...

Me gusta esta entrada Brausen, estoy de acuerdo con las afirmaciones que en ella haces y también con los comentarios de tus lector@s, especialmente con el primero de ellos, Carpe Diem. Eso sí, he de reconocer que siento miedo por las últimas frases que escribes. Espero que nos las cumplas al pie de la letra.

Anónimo dijo...

No a todo lo que diga Brausen