lunes, 3 de diciembre de 2007

Empujar

Brausen se asusta de como pasa el tiempo, hace una semana estaba saliendo de un concierto y ahora está aquí a mi vera, dictándome sus pensamientos, todo ha pasado como un abrir y cerrar de ojos.

Y en Madrid me di cuenta de lo que significaban esas pulseras de colores chillones que portaban orgullosamente unos cuantos, daban acceso a un área delante del escenario,acotada, sin agobios y tan cerca de los músicos que te podía caer el sudor de la E Street Band. Según nos contaron era una especie de premio para aquellos que habían hecho incontables horas de cola para ver a Bruce Springsteen.
Y en Bilbao vi unas cuantas relucientes cuando caminaba para superar el último control de entradas antes de llegar a la pista. Brillantes, insinuantes y limitadas ya que mientras yo las admiraba como un pazguato, no dando crédito a que me fuese a tocar una,se acabaron. Mi hermano consiguió la última, yo por pasmado me quedé sin suerte.
Y me aposté cerca de la vaya, esperando pacientemiente el inicio del concierto, cada vez más rodeado de gente, mientras mi hermano estaba en el paraíso, separado de mi por solo un poco de acero en forma de reja.
Y se apagaron las luces y aparicio, como por arte de magia, la pianola que acompañaba con su música la entrada en escena de la banda. Aprovechando ese revuelo inicial mis vecinos de la izquierda empujaron contra los de seguridad (dos chavalitos cualquiera con un chaleco fosforito) tratando de abrir brecha y yo, inconcebiblemente, empujé con ellos hasta que tuvieron que ceder.
Y noté una mano que trataba de agarrarme al pasar la barrera caída pero yo no me paré, y corrí y en el primer acorde de Radio Nowhere estaba pegado al escenario. Miré atrás y vi que la hemorragia se había cerrado y yo había aprovechado esa segunda posibilidad que el destino me brindaba.
Porque en estos días me he dado cuenta que quizás la diferencia entre los estúpidos y los inteligentes simplemente sea esta: que los segundos aprenden de sus errores y los primeros no.

Brausen aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid y recomienda su canción favorita de Springsteen: Badlands, cree que este verso le servirá de moraleja: "We'll keep pushin' till it's understoodand these badlands start treating us good".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

uuuuuu q locura
mua

narradora de bolsillo dijo...

¿Ya tienes la entradas para Barcelona?

Anónimo dijo...

Vaya, vaya con la "vaya".
Un besazo,
Candela