martes, 22 de abril de 2008

Tiempo

Brausen mira fascinado el anuncio actual del Blog, baila el Chiki Chiki, eso le pasa por ponerle a una de sus entradas tan osado nombre.

El paso del tiempo es inevitable, avanza goteando, encontrando siempre una fisura al más perfecto recipiente que podamos idear para conservarlo. Es invencible, el más fiel e infalible caballero que pueda encontrar la dama muerte. Lacerando nuestras existencias incansablemente para entregárselas a su fría amada, sin ella, él no nos causaría pavor, pero juntos, son imbatibles.
No hay amante que se interponga en esta relación ejemplo de matrimonio perfecto, no nos queda otra que buscar tretas para engañarles aunque sepamos que al final siempre nos acabaran cazando. El castigo es el mismo sea nuestra conducta impecable o la más rebelde de la que seamos capaces.
Hay pequeñas victorias que podemos alcanzar sobre el cronometro, ínfimas posibilidades de escapar a la causalidad tiempo-muerte que rige nuestras vidas. Jugarretas intelectuales tan burdas como esperanzadoras. Dentro de nosotros (nuestra consciencia, alma o como queráis llamarlo) el tiempo no reina, pensad en este ejemplo, que a mí tanto me gustó cuando lo leí:
Imaginate montando en un vagón del metro, en cualquier ciudad, en la que tú prefieras. Cierran las puertas y tu comienzas a pensar, recuerdas un hecho: la bronca que has tenido con tu jefe, lo que debes de hacer en cuanto llegues a casa, la última vez que hiciste el amor, el partido de ayer por la noche. Se vuelven a abrir las puertas; ¿Cuanto tiempo ha pasado? quizás dos o tres minutos pero tu mente ha volado por acontecimientos que pudieron durar horas en su momento y que al contarlos se te haría demasiado corto un trayecto de una estación de duración.
Otras veces agrupamos nuestros recuerdos de manera totalmente ajena a la dictadura de Cronos, un simple ejemplo, el escuchar una canción u oler una fragancia nos puede traer a la cabeza en ese mismo instante hechos que sucedieron con años de diferencia entre si.
Son pequeños refugios en donde esconderse de los venenosos tenáculos del reloj, pero quien sabe si nuestra consciencia , capaz de crearlos, sea también tan habilidosa como para esquivar a la dualidad tiempo-muerte, cuando al final nos acaban dando caza, volando a otra dimensión.
Esto es lo bueno de no saberlo todo: todo es posible.

Brausen recomienda una canción de José Ignacio Lapido muy acorde con el tema tratado: Más difícil todavía, un verso como muestra: "...vamos a cambiar las reglas de la realidad..."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

HACIA MUCHO QUE NO ESCRIBIAS ASI , QUE TRANSCENDENTAL TE HAS PUESTO CON EL DIA QUE TIENES HOY ...
UN BESITO

anonima dijo...

"Esto es lo bueno de no saberlo todo: todo es posible"

Que bueno el texto
Que buena la frase

Al final terminarás dándome la razón. Entre lineas veo una tendencia clara hacia el optimismo..

Terminarás dándome la razón.

Todo pasa por algo, todo no termina aquí.

narradora de bolsillo dijo...

El tiempo pasa volando y algunos minutos son eternos...
Una simple imagen que dura segundos hace que recuerdes años de tu vida y después de varios años sólo te queda el recuerdo de una imagen.
La lucha contra el reloj, la relatividad del tiempo...
Empecé a escribir sobre ello hace tiempo pero no conseguí acabar. Igual con el tiempo...

Bonita entrada, Brausen.