miércoles, 21 de mayo de 2008

Mercadeo rosa

Brausencito, al fin, ha sido invitado a una cena de gala, en una semana estará paseando por los salones de palacio con su impecable esmoquin.

Dicen que la demanda de Telma Ortiz estaba mal planteada, que jurídicamente cojeaba y era imposible darle la razón, que solicitaba una censura previa inadmisible.
Yo no entiendo nada de leyes, pero si se que gracias a esta querella se ha debatido algo que llevaba mucho tiempo latente en nuestra sociedad: El "periodismo" rosa y sus limites.
Mentiría si dijese que jamás he visto un programa del corazón o haya hojeado una revista del colorín, es una manera como otra cualquiera de entretenerse en esos momentos que no te apetece pensar en nada. También es cierto que los tolero un rato, pasar de los veinte minutos oyendo: no sé quien se ha follado a no sé cuantos, que Perico de los Palotes ha roto con Palota la de los Pericos o que Jacinto J. Jacintez ha sido filmado saliendo de un bingo, me parece una verdadera machada. No entraré a valorar porque esta clase de apasionantes noticias atrae a tal cantidad de público, en casi todos los medios de comunicación que soy capaz de recordar hay al menos una sección dedicada al tema, solo haré un mínimo análisis a la manera económica de tan rosado tema.
Me parece que nos encontramos ante un mercado como otro cualquiera: con su oferta: gente dispuesta a vender hechos de su vida privada y su demanda: personas dispuestas a comprarlo. Funciona igual que cualquier otro que podamos imaginar: gente que vende patatas y gente que las quiere comprar para: comérselas, tirarselas al vecino del quinto o hacer aguardiente. Se fija un precio y punto, si que te he visto no me acuerdo. Pero parece que el mercadeo rosa no funciona así, hay una serie de diferencias:
1) Si vendes algo ya estas toda tu vida condenado a tener colgado el sambenito de indigno ante los sacrosantos periodistas del corazón: "¡Vendió las fotos de su boda al Hola en el 87! ¡Empalemosle!" No conozco a nadie que te diga: "Mira ese compró cuato y mitad de higos chumbos la primavera pasada..."
2) Si vendes algo, tienes la obligación de seguir vendiendo y atendiendo toda tu vida a esta prensa (por amor al arte en el mayor de los casos). Se guarecen a la salida del portal de turno y fotografían hasta cuando viene el pizzero para después titular: "Mengano cenó pizza, posiblemente para reponer fuerzas tras la orgía brutal en la que participó". Si te niegas a atenderle te atacan con lo de: "¿No es cierto que vendiste tu segunda boda en el 84 por el rito Zulú?". No conozco ningún otro mercado en el que te obliguen a vender, yo puedo querer vender mi coche pero no mi casa, "No no, usted me tiene que vender su apartamento porque como vende su coche esta implícito que vende todo".
3) Existencia de piratas no perseguidos (más bien todo lo contrario). Nunca, al menos entre la gente de bien, he visto aplaudir un robo, en cambio aquí se vitorea a los que te siguen sin descanso para sacarte una foto con alguien de otro sexo y titular: "Pepito Perez ilusionado con su nuevo amor", cuando más que posiblemente sea su prima que ha venido del pueblo y quiere ver un musical en la Gran Via.
4) Si eres un famoso de serie A (aquellos que lo son por cantar, actuar, jugar al futbol...) y no atienden a la prensa cuando estan en el aeropuerto y le preguntan acerca de su ruptura sentimental: malo. Yo aunque me haya encontrado al frutero de mi barrio de copas, jamás le he preguntado: "¿A quien te estas ventilando ahora bribón?, por muchas chirimoyas que le haya comprado.
Pero si eres un famoso de serie B (aquellos que lo son: por ser hijos de alguien, haber estado con o simplemente porque se mueren por serlo) es aun más complicado: si los atiendes: eres un chupacamaras que te mueres por salir en los medios , si les mandas por donde amargan los pepinos: peor aún tendrá que ver su imagen vituperada sin control alguno durante años. Yo jamás le he pedido al carnicero que me venda cuarto y mitad de solomillo cuando me lo encuentro en una exposición en el Prado.
5) Esa moralina tan rancio de este tipo de periodistas: "Es que yo he estudiado una carrera", le sueltan a la mínima a sus propias creaciones (y fuente de trabajo) para que quede claro quien es el que manda... A mí nunca me han interesado los estudios de mi zapatero solo que me remiende bien mi calzado a un precio razonable.
Esta lista podría continuar, y abordar otros temas como ese de: "¡Que se joda la Telma esa!, la de pasta que habrá ganado con su hermana la princesita..." Pero me basta por ahora, quien sabe si algún día continuaré escribiendo sobre ello o yo mismo lo sufro si mi hermano emparejase con la Infanta Elena..

Brausen recomienda ver los programas del mundo rosa en dosis pequeñas y muy esparcidas en el tiempo, sus beneficios son pocos y sus contraindicaciones enormes.

4 comentarios:

narradora de bolsillo dijo...

El problema de este mercado, al igual que el de muchos otros, son los intermediarios.
El contacto comercial directo "comprador"-"vendedor" no existe. Los paparazzi y "periodistas" rosas, reciben la demanda del público y estos a su vez demandan al "vendedor" y, si no consiguen lo solicitado, algunos no comen. La vida es muy dura e inventan todo lo habido y por haber para ganarse el pan.
Hoy en día, y desafortunadamente, los fines justifican los medios(incluidos los de comunicación).

Saludos rosas...

anonima dijo...

vaya, pues si que te visito la musa

Anónimo dijo...

Me joroba bastante la persecución a la que someten a gente que no ha pedido salir en estos medios, ya sea "familiar de" o famoso por su trabajo, en cambio no me da ninguna pena de los que en algún momento han vendido una exclusiva. Han entrado en el juego, se han llevado dinerito fresco por hacer nada. Que hubiesen pensado antes en las consecuencias.

Anónimo dijo...

Que viva Paquirrín!!!!!