domingo, 3 de octubre de 2010

Manuel García Rubio, Sal

Los personajes de esta novela son grandes terrones de sal. Compactos e impresionantes en un principio, vulnerables al agua al fin y al cabo.
Manuel García Rubio es el escritor de Sal y nos hace seguir las peripecias de Urbano por la vida, un aspirante a guionista que durante toda la trama de libro trata de terminar su supuesta obra maestra: "Florecerán las barbas apostólicas". Tras él aparecen su hermano Selmo, y su amigo Tino. Las aventuras que le suceden a los tres hacen a la novela amena e hilarantes por momentos. Por poner un ejemplos: Selmo monta un negocio de charlas, queda con su clientes con el único objeto de dialogar sobre el tema que desee su interlocutor por espacio de una hora y bajo pago del estipendio acordado. Selmo triunfa y yo estoy tentado estoy de llevar la idea a la realidad, sino es que alguien ya lo ha hecho con anterioridad.
El personaje que más me llamó la atención es Julian Avellaneda, un ricachón octogenario que ve el suceder de los acontecimientos desde su promontorio de experiencia y sapiencia. El autor a veces le otorga el papel de deus ex machina. Será usando a este personaje como Manuel García proclama el tema intimo y aglutinador del libro. El capitulo 33 es un articulo lamado Delicuescencia y fimado por Julian Avellaneda. Aquí os dejo dos citas que creo que son suficientemente ilustrativas: "Ni siquiera nos importa nuestra identidad, tan solo aguardamos a que se nos asigne algún cometido con el que entretener el paso del tiempo".
"A medida que pasa el tiempo, nuestra biografía va pareciéndose menos a una narración del yo y más a un muestrario del esto: hemos pasado de la vida como una epopeya heroica de autoafirmación a la existencia como colección banal de estampas".
Eso exactamente es lo que hacen los personajes centrales del libro, cambiar cromos, añadir retazos a un lienzo en blanco, sin dibujo, sin coherencia. Terrones humanoides de sal que se van diluyendo poco a poco con el contacto del agua, del oceano, del mar, que no es otra cosa que la vida.
El libro tiene muchos matices e historias secundarias que serían dignas de rescatar, cada cual sacará a la luz lo que más le llame la atención. Yo sólo recomiendo su lectura y su posterior reflexión.

1 comentario:

reinasinespejo dijo...

"Terrones humanoides de sal que se van diluyendo poco a poco con el contacto del agua, del oceano, del mar, que no es otra cosa que la vida." Debes ligar mucho con frases de este tipo, Brausencito...