William Faulkner es uno de los grandes, recibió el premio Nobel de literatura en 1949 y su influjo en escritores posteriores tan relevantes como Javier Marías, Juan Carlos Onetti o Carlos Fuentes es indudable.
Tratar de analizar una obra como ¡Absalón, Absalón! es una tarea para unos hombros muchos más anchos que los míos, sólo intentaré comentar los sentimientos que despertó en mí y algunos aspectos formales que la hacen única.
¡Absalón, Absalón! es la historia de un sueño, del "designio", como lo denomina Faulkner, de Thomas Sutpen. La vida completa del "designio" y de su impulsor es tratada en libro, desde su gestación y causas, hasta su desenlace y consecuencias. Sutpen vive en el sur de los Estados Unidos de América y su existencia comienza a principio del siglo XIX y acaba cuatro años después del fin de la guerra de Secesión.
No hace falta tener muchas nociones de historia americana para saber que se trata de un periodo convulso, cuando el modo de vida del sur se iba acercando a su fin y en una lucha tan digna como agónica contra el norte acaba siendo devastado.
La historia de Stupen está llena de determinación, valor y falta de escrúpulos, pero lo que hace grande a este libro no es tanto su tortuosa trama sino la forma de contarla. Stupen nunca nos habla directamente a los lectores, como mucho es evocado por Quentin Compson, nieto de uno de los pocos amigos que tuvo Stupen en Jefferson. Será Quentin el principal narrador,(sin olvidar que Rosa Coldfield y Sherevlin McCannon también tomaran la palabra) hilador y montador de la obra, ya que a él y por tanto a nosotros nos llegan solamente retazos, conversaciones con su padre, con la señorita Rosa Coldfield e incluso en algunas de las escenas finales, él es testigo de primera mano, pero incluso en estos casos, la escena no es contada directamente al lector, sino que Quentin nos hace participe de ellas en sus charlas con su compañero de universidad Shreve. Es el abandono absoluto del narrador omnisciente.
Faulkner nos irá adelantando hechos que después explicará de manera profusa en las siguientes páginas, provocando incertidumbre en el lector, que sabe que acontecimientos que son rozados como por casualidad en un punto del relato pueden convertirse en claves poco después y que pueden variar, ya que los narradores pueden tener diferentes puntos de vista sobre el mismo asunto.
Como lector de semejante rompecabezas, formado por: los diferentes narradores, retrocesos y avances en el tiempo de la narración, estilo recargado y ampuloso, espacio físico imaginario, sentí momentos de pasión y de odio (¿No son sinónimos?) siendo predominantes los primeros. Faulkner te hace darte cuenta de lo bella que puede a llegar a ser una novela y lo cercana que puede estar a la vida real. ¿Cómo una obra basada en el Estados Unidos de hace un siglo y medio puede ser cercana a un español del siglo XXI? Por la humanidad de sus personajes, la fuerza de la pasión de Stupen, la dignidad de Goodhoue Coldfied, el odio de Rosa Coldfield. Y es aquí dónde nace la repulsa que sentí en ciertos momentos, ya que esos protagonistas tan agonizantes son capaces de ser racistas, olvidar cualquier clase de escrupulo y anteponer la dignidad a la razón.
No puedo hacer otra cosa que recomendar ¡Absalón, Absalón!, Faulkner es imprescindible.
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