El silencio puede ser una maldición o una
bendición, hay gente que luchará toda su existencia por no encontrar nunca ni
una pizca de silencio en sus vidas, correrán, gritaran, accionaran todo tipo de
mecanismos, con tal de no agonizar contemplando las entrañas de su propia alma.
La quietud externa hace que nos fijemos en nuestro interior, y puede que
nuestro fondo este lleno de estridencias y dientes, por lo tanto, lo más sencillo es
volver a correr por la vida para evitar que nuestra alma nos vuelva a morder.
Pablo d'Ors nos comenta como emprender este viaje
hacia el interior, en su fascinante: Biografía del silencio, algo que comienza
con el simple gesto de sentarse en silencio y concentrarse en la propia
respiración, y puede acabar apreciando mucho más todo lo que tenemos en nuestro
entorno.
"Hoy sé que conviene dejar de tener
experiencias, sean del género que sean, y limitarse a vivir: dejar que la vida
se exprese tal cual es, y no llenarla con los artificio de nuestros viajes o
lecturas, relaciones o pasiones, espectáculos, entretenimientos, búsquedas...
Todas nuestras experiencias suelen competir con la vida y logran, casi siempre,
desplazarla y casi anularla". La manera que tiene el escritor de vaciar la
vida y desnudarla es el silencio.
Libros anteriores de Pablo d'Ors nos hacían
entrever como el autor tiende hacía meditación, El estupor y la maravilla es
una clara muestra de esto, pero en este pequeño libelo analiza cómo se puede
llegar a conocerse uno mejor, o al menos intentarlo, es una guía para aquel que
se atreve a dar ese osado paso. En ningún momento el autor afirma que sea un
camino de rosas, en sus primeros intentos, la postura le provocaba dolores de
espalda, se distraía, le costaba concentrarse y lo que es más complicado para
el hombre occidental la recompensa es incierta, ya que debes esperar nada, que
puede ser todo: mayor paz, una mejor sensibilidad de los sentidos, saber la
posición de uno en el mundo o incluso, sentirse uno con los demás.
"Lo que realmente mata al hombre es la
rutina; lo que le salva es la creatividad, es decir, la capacidad para
vislumbrar y rescatar la novedad. Si se mira bien -y eso es en lo que
educa la meditación-, todo es siempre nuevo y diferente". Tan simple y tan
difícil como esa frase es el vivir apasionado cada día.
Son muchas las cosas que nos dice Pablo d'Ors en
este libro pero me quedo con esta cita a modo de colofón a esta entrada, algo
que nos puede hacer felices pero es tan complicado cumplir. "Lo que urge
aprender es que no somos dioses, que no podemos, -ni debemos-, someter la vida
a nuestros caprichos; que no es el mundo quien debe ajustarse a nuestros deseos,
sino nuestros deseos a las posibilidades que ofrece el mundo".
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