Hay personas que tienen el don de tocarte en lo
más íntimo con una facilidad pasmosa, es lógico si ese ser humano que posee ese
atributo de conmoverte es tu amigo, o tu pareja, pero parece mucho más
complicado creer que pueda ser un escritor, un ser al que desconoces pero se
cuela entre tus costillas como un florete habilidoso deseando herir tu corazón.
Esta es la sensación que tengo cuando leo a Baricco.
Partiendo de ese punto parece complicado que yo
pueda ser objetivo con uno de sus libros, pero en el fondo este blog no es más
que la mirada partida y sesgada de un ser anónimo que disfruta leyendo,
advertido querido lector perdido que el azar te ha traído a este sitio, me
pongo manos a la obra.
Mr Gwyn es un escritor de éxito, de moda en
Inglaterra, que siente que todo lo que hace en el mundo, escribir, ha dejado de
tener sentido, por lo tanto, escribe un artículo en el cual específica las
cincuenta y dos cosas que nunca más va a volver a hacer en su vida. Una vez
cerrado ese capítulo de su vida, debería abrir otro para continuar. Jasper Gwyn
buscará algo que le llene y lo descubrirá en una galería de arte: Los retratos.
Jasper buscará encontrar el verdadera alma del
retratado a través de las palabras, observándole durante un periodo de tiempo que
varía según lo que durasen unas bombillas artesanales encargadas a un viejo en
Candem, pero siempre cercano a los treinta y dos días. Es admirable la
delicadeza y el esmero con las que Mr Gwyn prepara el estudio donde va a
realizar su nuevo trabajo, la elección del espacio, la música que le va a
acompañar, la luz que le va a iluminar. Demuestra Baricco, que el cuidado
y el amor aplicado en su máxima potencia son algo digno de admirar, y que las
circunstancias y la madre vida siempre te puede poner contra las cuerdas en
cualquier momento.
Estos sucesos no previstos por Jasper son: escribir
un retrato a su único amigo en el lecho de muerte y a una terrible adolescente
en su estudio, ambos hechos, sobre todo el último, harán que se repiense su nueva
profesión de retratista.
A partir de aquí, el libro introduce un poco de
misterio y suspense, y el protagonismo pasa a Rebecca, un maravilloso personaje
femenino, que te hace pensar que el amor puede tomar muchas formas y que
ninguna es desdeñable.
No puedo más que recomendar leer esta pequeña
maravilla y acabar citando a Jasper Gwyn/Baricco: "... todos somos páginas
de un libro, pero de un libro que nadie ha escrito nunca y que en vano buscamos
en las estanterias de nuestra mente". "Los miraba. Durante mucho
tiempo. Hasta que veía en ellos la historia que eran"
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