Galdós es uno de mis faros literarios, cada
cierto tiempo tengo que beber de sus aguas para calmar mi alma, como un perdido
busca ayuda en el cielo estrellado que alumbra sus pasos.
Tristana, nombre y protagonista del libro, que
voy a comentar, anda desubicada y huérfana en la vida, sus padres murieron y el
destino le dejo en manos de: Don Lope, su protector, ya que la saca de su
miseria y su amante porque usando sus artes de seductor, es veterano pero aún
conserva su figura de hidalgo, le convierte en su concubina.
Ella se irá dando poco a poco cuenta de que vive
atrapada en esa situación y lo difícil que es escapar de su pequeña jaula de
Chamberí. En sus propias palabras: "Pero, fíjese, sólo tres carreras
pueden seguir las que visten faldas: o casarse, que carrera es, o el teatro...,
vamos ser cómica, que es buen modo de vivir, o... no quiero nombrar lo otro.
Figúreselo". Tristana empezará a soñar con ser libre de la mano de
Horacio, pintor que conoció en uno de sus paseos y del cual quedo
embelesadamente enamorada.
Vuela alto Tristana en sus ambiciones: pintora,
escritora, música, poliglota, todo lo va abandonando y todo le desagrada, hasta
la pasión que siente por Horacio se acaba desvaneciendo, cuando la larga
enfermedad que sufre les separa. Al recuperarse ya no es lo mismo, su templo de
amor se desmorona piedra a piedra como si milenios le hubiesen erosionado.
Al final del libro, Tristana se convierte en una beata de misa
diaria y rosario, dejando de lado su pasión por el órgano en la cual había
conseguido destacar levemente. Lo único continuo en su vida es el amor de Don
Lope que se mantiene fiel y generoso ante su enfermedad y sus sueños.
¿Interpretaciones? Tantas como se puedan
imaginar. ¿Es la amputación de la pierna de Tristana una metáfora de la
sociedad rebañando las aspiraciones de las mujeres? ¿Es la juventud una
enfermedad que todos tenemos que pasar y que cuando nos curamos nos
quedamos cojos?
Magnífico libro que ha hecho que en breve vea la
película del mismo nombre de Buñuel.