domingo, 22 de diciembre de 2013

Las puertas de la percepción. Cielo e infierno - Aldous Huxley

Es imposible saber si el color azul que tanto me gusta y ven mis ojos es exactamente igual al azul que ven unos ojos ajenos. No hay manera de comparar si ambas visiones son iguales, si mi azul es igual a tu azul, si a mí me gusta porque lo siento diferente a como lo haces tú, quizás existe un mundo, unas antípodas de la mente, como dice Aldous Huxley en donde los colores no estén contaminados por lo que nosotros hemos vivido, en donde nuestra mente selectiva se olvide de su misión y podamos penetrar en el esplendor total de la percepción sin barreras del mundo que nos rodea.

Huxley nos comenta su experiencia con la mescalina, principal alcaloide del peyote, y como su manera de percibir el mundo cambió totalmente al tomarla. Es muy interesante leer sus comentarios: como empieza a ver los colores más puros y las formas pierden la especificidad del instante para convertirse en un modelo universal, esto le pasa por ejemplo con una silla. Si al tomar algún tipo de sustancia nuestra manera de ver el mundo cambia, y con esa mutación, nuestra manera de pensar se modifica, quizás, así podamos explicar las diferencias de criterio en muchas materias, es como vemos las cosas lo que nos empuja a meditar de una manera diferente. Como comenta Huxley, quizás los esquizofrénicos no tengan desarrollada la mente selectiva, útil para la vida práctica, que elimina todos los detalles que no son importantes para nuestra supervivencia, y perciban una cantidad de información que no son capaces de procesar de manera correcta y les lleven a mantener comportamientos extraños.

Otro punto muy interesante que deja caer el escritor inglés en sus dos ensayos, es la necesidad de trascender de su vida habitual que tienen los seres humanos, ya sea mediante el arte, la religión, la música o las sustancias químicas. Es muy esclarecedor el ejemplo que da sobre los místicos de la Edad Medía, como las mortificaciones a las que se sometían, hacían que se autodrogasen y sufriesen visiones de los que ellos pensaban que era Dios

Dejo como final de este comentario esta cita del libro: "Lo que hace falta es una nueva droga que alivie y consuele a nuestra doliente especie sin hacer a la larga más daño del bien que hace a la corta. Una droga así tiene que ser poderosa en muy pequeñas dosis y sintetizable. Si no  posee estas cualidades, su producción como la del vino, la cerveza, los licores y el tabaco, dificultará el cultivo de los alimentos y fibras indispensables. Debe ser menos tóxica que el opio o la cocaína, tener menos probabilidades que el alcohol o los barbitúricos de producir consecuencias sociales desagradables y hacer menos daño al corazón y a los pulmones que los alquitranes y la nicotina del tabaco. Y, en el lado positivo, debe producir cambios en la consciencia que sean más interesantes e intrínsecamente valiosos que el mero alivio o la mera ensoñación, que ilusiones de omnipotencia o escapes a la inhibición"


No hay comentarios: