Es imposible saber si el color azul que tanto me
gusta y ven mis ojos es exactamente igual al azul que ven unos ojos ajenos. No
hay manera de comparar si ambas visiones son iguales, si mi azul es igual a tu
azul, si a mí me gusta porque lo siento diferente a como lo haces tú, quizás
existe un mundo, unas antípodas de la mente, como dice Aldous Huxley en donde
los colores no estén contaminados por lo que nosotros hemos vivido, en donde
nuestra mente selectiva se olvide de su misión y podamos penetrar en el esplendor
total de la percepción sin barreras del mundo que nos rodea.
Huxley nos comenta su experiencia con la
mescalina, principal alcaloide del peyote, y como su manera de percibir el
mundo cambió totalmente al tomarla. Es muy interesante leer sus comentarios:
como empieza a ver los colores más puros y las formas pierden la especificidad
del instante para convertirse en un modelo universal, esto le pasa por ejemplo
con una silla. Si al tomar algún tipo de sustancia nuestra manera de ver el
mundo cambia, y con esa mutación, nuestra manera de pensar se modifica, quizás,
así podamos explicar las diferencias de criterio en muchas materias, es como
vemos las cosas lo que nos empuja a meditar de una manera diferente. Como
comenta Huxley, quizás los esquizofrénicos no tengan desarrollada la mente
selectiva, útil para la vida práctica, que elimina todos los detalles que no
son importantes para nuestra supervivencia, y perciban una cantidad de
información que no son capaces de procesar de manera correcta y les lleven a
mantener comportamientos extraños.
Otro punto muy interesante que deja caer el
escritor inglés en sus dos ensayos, es la necesidad de trascender de su vida
habitual que tienen los seres humanos, ya sea mediante el arte, la religión, la
música o las sustancias químicas. Es muy esclarecedor el ejemplo que da sobre
los místicos de la Edad Medía, como las mortificaciones a las que se sometían, hacían
que se autodrogasen y sufriesen visiones de los que ellos pensaban que era Dios
Dejo como final de este comentario esta cita del
libro: "Lo que hace falta es una nueva droga que alivie y consuele a
nuestra doliente especie sin hacer a la larga más daño del bien que hace a la
corta. Una droga así tiene que ser poderosa en muy pequeñas dosis y
sintetizable. Si no posee estas cualidades, su producción como la del
vino, la cerveza, los licores y el tabaco, dificultará el cultivo de los
alimentos y fibras indispensables. Debe ser menos tóxica que el opio o la
cocaína, tener menos probabilidades que el alcohol o los barbitúricos de
producir consecuencias sociales desagradables y hacer menos daño al corazón y a
los pulmones que los alquitranes y la nicotina del tabaco. Y, en el lado
positivo, debe producir cambios en la consciencia que sean más interesantes e intrínsecamente
valiosos que el mero alivio o la mera ensoñación, que ilusiones de omnipotencia
o escapes a la inhibición"
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