El ajedrez es un pequeño mundo bicolor donde
podemos jugar a ser su Dios, marcando el destino de los peones, sacrificándolos
en aras de un bien mayor, exponiéndoles a grandes riesgos para beneficio del
resto, pero la clave del juego es que te enfrentas a otro Dios con el mismo
objetivo que el tuyo; exterminar a tus tropas.
Stefan Zweig hace de este deporte la clave de su
novela, de hecho le otorga su nombre: Novela de ajedrez, escrita en 1941, este
libro es hijo de su época, año en que el terror nazi imponía su ley por media
Europa y la única alternativa a los ejércitos de Hitler (hasta que empezó la
operación Barbarroja) era Inglaterra. Relata cómo un hombre, el señor B, para
soportar la tortura a que le somete la Gestapo tiene que escapar de si mismo
cayendo en la locura para sobrevivir, la llave de su demencia y la palanca para
su supervivencia es el ajedrez: se divide en dos para jugar partida mentales
contra su otra mitad, agarrado a ese saliente conseguirá no caer en el precipicio
de la muerte.
La breve novela es una joya, ya que la
descripción de la historia psicológica del señor B es magnífica, guiando al
lector paso a paso en su proceso de salvación/locura. El campeón de ajedrez
Czentovic también está perfectamente definido: un genio a la hora de mover las
fichas y un tarado para las relaciones sociales.
Un libro de denuncia a los métodos de tortura
nazi que nos deja una pregunta inquietante: ¿Es necesario caer en la locura
para salvarse? ¿Es esta también la manera de sobrevivir en una vida corriente?
¿Perderse en alguna pasión para no caer en la desesperación?
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