lunes, 10 de marzo de 2008

¿Causalidad o casualidad?

Hace una semana Brausen estaba comiendo en una terracita debido al buen tiempo reinante en Madrid y hoy casi se queda como una estatua de hielo cuando salia de trabajar.

En algún comentario me habéis escrito algo acerca de la causalidad, sobre si todo esta íntimamente ligado, que nada sucede porque si...
No creo en esa posibilidad, pienso que todas esas circunstancias nacen del azar, la vieja rueca de la diosa Fortuna que no para de girar, despiadadamente para algunos y generosamente para otros.
Si todo sucediese por alguna razón, si cada hecho estuviese ideado para ser la causa de otro, equivaldría a afirmar que existe un ser superior que conoce nuestros más intimos deseos y que hemos nacido para ser sus marionetas. Este ser mandaría desgracias a nuestros vecinos para provocar nuestras reacción, decidiría quien muere atrevesado por un rayo, quien en un accidente de coche y quien por muerte natural. Sería capaz de incitarnos a hablar con un desconocido porque está escrito que va a ser el amor de nuestra vida o hacernos cruzar de acera mientras atracan a otro por la que íbamos.
Hay que asumir la parte enorme de nuestras vidas que esta fuera de nuestro control y solo depende del azar, es una locura tratar de luchar contra eso. Me acabo de terminar una novela gráfica (comunmente conocido como cómic) llamada Contrato con Dios, escrita por Will Eisner y os la recomiendo a todos. El relato que da título al libro habla de un hombre que pacta con Dios, él va a cumplir todos los preceptos del Talmud (como podéis imaginar es judío) y Dios le va a hacer feliz. Durante un tiempo esto es así, encuentra a una niña abandonada y durante dieciséis años es su motivo para vivir, pero un día su hija se muere repentinamente.
Él rompe su contrato con Dios (hecho y firmado unilateralmente) y vive sin escrúpulos, durante todo este periodo, se hace rico y se casa. Pasado un tiempo, viendo acercarse su muerte, vuelve a pactar con Dios, y en ese mismo instante un infarto le fulmina. Así es la vida, no hay manera alguna de asegurarse de nada, el azar es tan caprichoso que no sigue regla alguna.
No quiero que estas palabras se mal interpreten, no somos polvo llevado por la brisa ni mucho menos, cada cual tiene una parcela en el mundo sobre la cual es el rey y tiene en ella una responsabilidad innegable, sobre todo con sus más cercanos. Simples gestos pueden hacer la existencia de quien nos rodea infinitamente más agradable, siempre os hablo del valor de una sonrisa...
Para despedirme os dejo una cita de Mario Benedetti copiada de su novela: La Borra del Café, sacada de su contexto pierde valor, pero aún así expresa muy bien lo que trato de escribir tan torpemente: "...uno aprende que las cosas no son tan inamovibles, que siempre queda un segmento de decisión del que uno es responsable y de cuyo compromiso no te podés librar tan facilmente. Cuando por fin llegás la conclusión de que el mundo es enorme pero que tu mundo es chiquito, ahí empezás a recuperar el equilibrio, bah, ese poquito de equilibrio que nos tocó en el reparto y que no hay que dilapidar."

Brausen recomienda: British sea power, un grupo que solo por el nombre de su tercer CD merece la pena escuchar: "Do you like rock music?"

4 comentarios:

anonima dijo...

Discrepo por completo, pero me gusta lo que has escrito.

Creo firmemente que las cosas pasan por algo y ya pensaré algo para que me creas... ahora no se me ocurre nada, estoy bajo schock desde el domingo a las 8 de la tarde.

Lo dicho, cuando me recupera, argumentaré mi comentario de una forma que resulte más convincente.

Besos
Cuidate

Anónimo dijo...

Opino igual que anónima, no estoy de acuerdo contigo. Te recomiendo ver "Dos vidas en un instante", no es que sea una peli de culto ni nada de eso, pero muestra muy bien lo que pienso de este tema. Sólo podemos adelantar o retrasar el momento en que aquello que tenga que suceder, suceda...

Salud!

Anónimo dijo...

Casualidad, bendita y deseable.
Y responsabilidad.
El destino es para los cobardes.
Eso creo yo.

Saludos

Anónimo dijo...

Anónima, dentro de cuatro años otro shock. Oh destino cruel!