La literatura de terror es un género que siempre
me ha atraído, desde su maestro Edgar Allan Poe, pasando por Lovecraft y ahora
Palahniuk.
Fantasmas se compone de diversos relatos unidos
por el un nexo común, una reunión de escritores de la cual deben salir los
mejores relatos de miedo en años. Su modelo es: Villa Diodati donde Lord Byron,
Mary Shelly y Polidori estuvieron reunidos y crearon el embrión de personajes
como Frankestein o la versión moderna de Drácula.
Esa es la idea original que les lleva a juntarse,
pero la realidad estará muy alejada de ese principio, la pléyade de personajes
que nos presenta el autor tienen en común dos cosas: primero, una historia que
les ha marcado la vida de una manera notoria y segundo, que van a buscar en su
propia tragedia la manera para escapar de su vida. En vez de tratar de
encontrar la salida de su pozo mirando hacia arriba, están decididos a escapar
cavando más aún en las profundidades de su desdicha.
Los relatos de cada miembro de su particular
comunidad nos hablan de un tema diferente, desde San Destripado y como su
particular manera de masturbarse en la piscina le arruinará su vida, hasta como
un simple ruido gutural puede esconder toda una herencia familiar como le pasa
al Casamentero.
El libro no te da respiro, ya que la doble trama,
relato - reunión de escritores, te llena de sobresaltos y en algunos casos, de
ansiedad, pero todo el tiempo fluye sobre la historia la idea de que los
humanos, o al menos los personajes que aquí están reflejados, necesitan la
tragedia para sobrevivir, aman su tristeza pero se niegan a reconocerlo.
Magnífico libro, que nos deja el regusto de que
para superar un problema hay que contarla, que para evitar un trauma en tus
tripas hay que extirparlo con palabras y sílabas.
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