jueves, 15 de agosto de 2013

La librería ambulante - Christopher Morley



"Un buen libro debe ser simple. Y como Eva, debe provenir de algún lugar entre la segunda y la tercera costilla: debe haber un corazón latiendo en su interior. Una historia que es sólo cerebro no vale demasiado". A "La librería ambulante" de Christopher Morley le sobra corazón, sus personajes son apasionados: Roger Mifflin vive para y por los libros, encantado por un hechizo que no puede romper, la llama de su alma devoradora de literatura no hace otra cosa que crecer. Helen McHill es un corazón inquieto que quiere descubrir el mundo.

Roger es el orgulloso dueño del Parnaso Ambulante, un carromato acondicionado para ser librería e ir de pueblo en pueblo vendiendo literatura a los granjeros, tratando de conseguir que por la sangre de américa corran los grandes clásicos. Es un charlatán, pero no quiere engatusar a nadie, solo desea colocar a cada persona el libro adecuado para que en ella salte el gusarapo de la lectura de entre el lodo de su rutina. Es una tarea hercúlea, maravillosa y complicada, tratar de adivinar que le conviene a sus clientes, y pasado tres meses, cuando vuelva a recorrer ese camino saber por el propio lector si ha acertado o no.

"Cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estas vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra" esa es la manera de pensar de Roger, tan romántica como utópica, me siento identificado con esa forma de ver los libros, en la capacidad de unos gramos de papel de cambiar un sino, admirar como otras personas son capaces de expresar lo que tú sólo eres capaz de intuir, una de las alegrías más grandes que he experimentado es como cuando he podido recomendar un libro a una persona y he acertado. Debe ser un sentimiento parecido al que experimenta un pinchadiscos con una pista de baile que no para de reaccionar a sus estímulos.

"Un hombre puede ser un holgazán en todo lo demás mientras haga una sola cosa con todo el esmero posible". Roger está salvado ya que es uno de los personajes más grandes que he encontrado en el mundo de la literatura, su creador: Christopher Morley, también, algo tan humano y tan doliente no se puede crear en una sentada. ¿Habrá algún día que el pequeño Brausen lo esté?

Maravilloso libro, solo puedo rogar que se lea.


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