domingo, 13 de octubre de 2013

Estoy mucho mejor - David Foenkinos

Un dolor de espalda es el detonante de esta historia: Estoy mucho mejor escrita por David Foenkinos. Tan simple como eso, una molestia física que hace sacar a su protagonista  la cabeza de entre la estrecha rutina en la que vive, empezando un juego de interesantes consecuencias.

Cuando una realidad está marcada y los márgenes son angostos, un simple detalle pesa tanto como un bloque de cemento, una espada de fuego disfrazada en una caricia o un resistente dolor en las lumbares, pueden hacer moverse unos límites que parecían eternos pero que no resisten ni la primera embestida. Estos cambios llevan un tiempo, un desmoronamiento y reconstrucción que va paso a paso, y es aquí donde se nota la mano de Foenkinos, ya que sabe crear un universo de brillante cotidianidad para después barrerlo con mano firme y tranquila.

Es en los diálogos donde se nota más esa capacidad del escritor francés, intercambios de frases brillantes, chisposas y graciosas, pero siempre creíbles y naturales que fluyen sin estridencias y marcando el ritmo de la novela. Son especialmente graciosas las conversaciones que mantiene el protagonista con Sophie Castelot, especialista en el "anárquico mundo del orgasmo" y con su amigo dentista Édourd "el antídoto de la heterosexualidad"

Debajo de esa maravillosa capa de humor late con retranca un tema mucho más profundo: el conformismo, el protagonista ha encontrado mentiras perfectas para adecuar su cabeza a la estrechez en la que vive. Un gran ejemplo de ello es su proyecto de escribir un libro ambientado en la segunda guerra mundial abandonado en sus años de juventud, luego nunca será capaz de retomarlo, pero no afronta la verdad: no es capaz de escribir, la disfraza con múltiples excusas: no tener tiempo, estar cansado, otras cosas corren más prisa. Es tal su manera de achicar su objetivo de felicidad que se acaba contentando con ver la torpeza de otras personas para sentirse mejor.

Foenkinos tiene una habilidad especial para crear personajes entrañables, ya lo hizo en la Delicadeza y aquí vuelve a conseguirlo, este protagonista sin nombre, no aparece en toda la novela,  tiene un encanto especial, quizás algunas de sus cualidades me hacen recordarme a mí mismo, y también tiene el valor de enfrentarse a su dolor de espalda y con ello a toda su mezquindad que se oculta en su vida.



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