jueves, 16 de enero de 2014

Tres veces al amanecer - Alessandro Baricco

La luz del amanecer te permite soñar que las tinieblas que dejas detrás no te podrán perseguir, que el sol que rompe el negro sucio, mezcla de miedo y contaminación, que no te permite ver las estrellas, nunca volverá a cubrir tu cielo y que en Madrid siempre brillarán esos rayos de sol que saben acariciar lo justo, para calentarte pero no quemarte.

Es un momento para empezar y acabar, dar otra vuelta más al círculo empujado por la esperanza vana de un pensamiento alocado y necesario: esta vez es la buena, el sol invicto no se dejará ganar por la luna bella. Es el momento que Baricco ha elegido para desarrollar: Tres Veces al Amanecer, una historia nacida de Mr Gywn.

Tres instantes fortuitos entre dos seres humanos que suceden cuando el cielo no parece decidirse entre la luz  o la oscuridad, como el mismo autor dice, es posible que ocurra tal carambola, pero harto improbable. Lo que quizás no sea tan descabellada es la tesis que defiende uno de ellos: las personas no cambian: "Se empieza desde cero para cambiar de mesa, siempre se tiene la impresión de que nos hemos metido en la partida equivocada y que con nuestras cartas a saber que podríamos haber hecho de estar sentados en otra mesa de juego".

Cambiar de mesa es mucho más fácil que abandonar tus cartas, la circunstancia es más maleable que el ser, dúctil a nuestro deseo, aderezada con un poco de mala suerte, la mesa en la que nos ha tocado jugar puede ser la culpable de todo, cerrando esa partida y buscando acomodo en otro lugar, la vida nos tratará mejor. Es terrible el momento cuando te miras las manos y ves que no tienes más que basura en forma de naipe, que no puedes hacer otra cosa que lanzar mierda al tapete, que no eres capaz más que enfangar donde estés y te das cuenta que ese amanecer, que te contempla no trae nueva luz, que simplemente es el preludio de una noche cada vez más llena de miedo y contaminación.

Merece la pena leer este pequeño cuento tan de Baricco.


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