lunes, 16 de abril de 2007

Presente

Brausen deja la zoología y los guantes de látex para abordar pensamientos más elevados, para tal tarea se pone sus gafas de pasta.

Siempre había entendido el presente como esa fracción de tiempo objetiva que estamos viviendo, que inmediatamente se convertía en pasado. El futuro es ese presente que aun no ha llegado. Misero e infelice de mí, leyendo el prologo a los cuentos de Onetti, escrito por Antonio Muñoz Molina, se insinúa otra teoría (para explicar alguno de los cuentos, los más curiosos formalmente hablando) sobre el presente, trataré de exponerla e incluso aumentarla, tan osado me siento esta tarde.
El presente no existe, no es más que un artificio para separar pasado y futuro. Está claro que no podemos atrapar un instante de tiempo entre nuestras manos para etiquetarlo con un cartel que ponga: "este es el segundo quince del minuto diecisiete de la hora decimonovena del día decimosexto del mes cuarto del año dos mil siete", pero negarlo es la parte más sencilla, veamos si soy capaz de reconstruirlo.
El presente no es más que la suma del pasado y del futuro, una adición de las experiencias vividas y las esperanzas venideras. Una ecuación con miles de incógnitas escrita en nuestra mente que da como resultado nuestro estado de animo, y he aquí a lo que me atrevo a reducir ese concepto tan abstracto, a algo tan tangible como una sonrisa o una lágrima.
Gente con el alma lacerada, con pesados pasados persiguiéndoles, conservan una eterna sonrisa agarrados a un futuro lleno de felicidad, si se caen se volverán a levantar sujetos a la polea de la esperanza.
Personas con historias grises a sus espaldas y oscuros presagios para su camino viven en una ausencia de colorido total. Y así podría estar horas y horas, haciendo sumas de pasados y futuros, como un niño los deberes de clase. Solo haré un último ejemplo: sufrimiento a la espalda más terror a lo venidero igual a suicidio.
Cada cual puede probar este juego consigo mismo, quizás sea más revelador de lo que parece a primera vista.

Brausen vuelve a recomendar a pares, esta vez se compone de libro más canción. Los dos se llaman igual: Brand new world; el libro es de Aldeous Huxley, la canción de Cowboy Junkies.
No sé si la canción esta basada en la obra escrita (desde luego al revés no puede ser el libro es muy anterior) pero creo que cualquiera de los dos es una buena elección

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Impecable dominio de la palabra, Sr. Brausen. A sus letras no hay quién las proteste.

Verdaderamente interesante.

Enhorabuena.

Un saludo!!
Silvy

Anónimo dijo...

Jo Brausen, vaya ralladuras de cabeza que tienes majo... y como las mías eran pocas añádeles una más.. en fin, tendrás razón!
Muaaa

Anónimo dijo...

señor Brausen no sòlo hay que dominar la teoria , muchas veces es mejor poner las cosas en practica.

un besito

Anónimo dijo...

Voy a discrepar un poco con esto de que el presente no exista o que sea la suma del pasado y el futuro.
Aquí, se ha tomado el tiempo como realidad, es decir, la duración que tienen las cosas, una magnitud de carácter vectorial, que partiendo de un pasado se dirigen continuamente hacia el futuro.
El pasado es lo que ha sido, es una región temporal, que crece día a día, y que podemos conocer (ahí no discrepamos, ¿no?); el futuro es lo que todavía no es, es una región temporal desconocida (tampoco discrepamos en esto, ¿no es así?). En lo que discrepamos es en lo que entiendo yo (y mucha más gente, claro) por presente: límite entre el pasado y el futuro, aunque un límite en continuo movimiento en el que el futuro se convierte en pasado. El presente no tiene duración pero no por eso no existe, ya que hay que tener en cuenta que para situar en el tiempo cualquier suceso se ha de hacer, y se hace, en relación al presente.
Si nos adentramos en la lengua, el término de tiempo se complica mucho más. Por eso, de este ámbito sólo voy a hacer un par de consideraciones: la primera, el presente coincide siempre con el acto de enunciación, de ahí los tiempos absolutos y los relativos. Con esto, Sr. Brausen quiero que reflexione sobre esos oscuros presagios de los que habla, ¿no cree que son presente? La segunda consideración es la existencia del llamado presente gnómico, es decir, el que utilizamos cuando queremos expresar realidades que no están sujetas al paso del tiempo: dos y dos son cuatro (fíjese que nunca será pasado).
Bueno, y dejo el comentario aquí, creo que me he pasado. Esta vez no me vas a decir que he sido escueta.
Un saludo,
Candela

Anónimo dijo...

Yo sólo encuentro presente en la línea de tiempo de los reproductores.

Será por lo superficial que soy.