martes, 7 de agosto de 2007

La balsa de la Medusa (El libro)

Cambiando el nombre de Medusa por el de Alliance encontramos la misma balsa de náufragos, con su misma desesperación y fascinante desenlace. Este es el centro del libro de Alessandro Baricco, o quizás no, pero si una parte fundamental de su obra Océano mar, ya que realmente todo el libro gira entorno a su propio nombre.
Todos los personajes, como creo que la inmensa mayoría en algún momento de nuestra vida, se quedan mirando fascinados ese punto donde el cielo y el mar convergen, pensando en todo y en nada a la vez. Se alojan en la posada Almayer y cada cual tienen un motivo para pasar horas y horas mirando las olas romper contra la playa.
Me centraré en dos de ellos que me parecen los más entrañables, Plasson es un retratista muy famoso que se retira a la posada obsesionado en conseguir un retrato del océano tan bueno como los que él era capaz de hacer a las personas. No lo consigue hacer, porque el llegaba al alma del retratado por sus ojos,y no le encuentra los ojos al mar.
Y mi favorito, el profesor Bartleboom, redactor de una enciclopedia sobre los limites de la naturaleza, obsesionado en medir en que punto acaba el mar ola tras ola. Cada noche le escribe una carta a su amada, que aún no sabe siquiera si existe, pero él está convencido que la encontrará. Lo primero que hará al conocerla será darle la caja de madera en la cual guarda todas sus cartas (¿puede existir algo más romántico que esto?)
Lo fascinante de este libro, que toca temas muy duros y relata con especial crudeza la aventura de la balsa, es la magia que respira en sus páginas. La posada es como un pequeño reino de hadas en donde casi cualquier cosa puede suceder, los niños dueños aparecen y desaparecen sin orden ni concierto, otorgando respuestas y provocando las dudas necesarias a sus habitantes.
Hay una séptima habitación vacía, nadie sabe quien la habita, que es la clave, la creadora de la atmósfera irreal que se respira allí.
Tras mucho pensar y darle vueltas, es un libro tremendo en ese sentido, creo que esta posada es una alegoría tan simple como reveladora de la vida. Todos sus huéspedes sufren o tienen ciertas cuitas en sus respectivas vidas, pero la séptima habitación les da un respiro, un momento de satisfacción en la turbia marea que les cerca.
Todos abandonan Almayer y siguen sus disparatados caminos, pero llevan esa magia dentro como yo me llevo la felicidad de haber leído un libro así, este libro ha sido mi posada al borde del mar particular.
Por favor, ¡qué alguien lo lea! ¡necesito comentarlo!

Brausen da así por finalizada su primera trilogía, quien sabe si habrá más...
Recomienda el maestro una canción que a su vez le fue recomendada a él, gracias por ello, se llama En a ciudad de la furia y esta cantada por Soda Estereo y Aterciopelados.
Aunque la canción habla de Buenos Aires, Brausen la aplico a la cada vez más furiosa urbe que le ve vivir todos los días.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Me verás volar por la ciudad de la furia...", ´cuántas ciudades puede haber en una cancíón si cada uno las hacemos nuestras...
Me alegro de que te gustara. Habla mucho de mi, de ti, de cada uno de nosotros, seguro. Uno puede encontrarse en todos los espejos y en todas las canciones, en todas las pensiones de océano mar contando olas, escribiendo cartas para amadas invisibles o compartiendo unas risas a la hora del trabajo desde una pantalla...