El título elegido para la obra es como una bofetada, una provocación, un intento para hacerte despertar del miedo a la crisis, ese monstruo feroz que no para de cobrarse víctimas recortadas con sus furibundas tijeras.
Paul Krugman es un autor de reconocido prestigio en el mundo de la economía, nada más y nada menos que un premio Nobel, a pesar de ello, la lectura de su obra es fácil para cualquier persona que tenga un poco de curiosidad en el tema.
La tesis principal de Krugman se puede resumir como la respuesta a esta pregunta: ¿Cómo podemos salir de esta crisis? El autor mira atrás para ver si la humanidad ha estado una situación similar, y sin mucho esfuerzo encuentra: La Gran Depresión de 1929, muy similar en muchas de sus causas y síntomas a la actual.
¿Qué se hizo entonces para estimular la economía? Gastar más, así de simple. Hoover, presidente de EEUU al producirse el crack, aplicó una política restrictiva de austeridad que no hizo sino agravar las consecuencias de la crisis, fue Roosvelt, al ganar las elecciones de 1932 quien empezó una politca expansiva del gasto estatal: obras públicas, subsidios al desempleo, incrementos de inversiones que dieron como resultado un mejor nivel de vida de la clase obrera y con ello un aumento de la demanda. Gracias a estas medidas la sangría de la crisis se cortó, pero como dice Krugman, no sería hasta que la amenaza de militar japonesa /alemana se cruzó en el horizonte americano, cuando el gasto público (militar) creció tanto, que la economía americana volvió a marchar a toda máquina.
Krugman, nos relata en el libro el camino que se ha seguido para llegar a esta situación, lo peligroso de la desregulación en sectores tan importantes en la economía como el bancario y como la opinión pública (lo que quiera decir ese eufemismo) ha cambiado el centro de gravedad de la depresión desde los parados al deficit. Quizás este sea el punto clave y terriblemente humano de la recesión que nos rodea, en un primer momento, cuando Obama llega a la Casa Blanca, sacar del paro a cuanto más personas mejor era lo fundamental y el déficit creciente una consecuencia con la que se podía vivir, pero desde que el pensamiento liberal, inexplicablemente, ha vuelto a tomar la batuta directora de las decisiones economicas, reducir los números rojos es la prioridad y las listas de desempleados, un simple efecto colateral.
Para acabar citaré a Krugman: "La verdad, en efecto, es que tenemos tanto el saber como las herramientas precisas para salir de esta depresión (...). Lo que bloquea esta recuperación es solamente la falta de lucidez intelectual y de voluntad política. Y es tarea de todo aquel con capacidad de influencia - desde los economistas profesionales a los políticos o los ciudadanos inquietos- hacer cuanto esté en sus manos para remediar esta carencia. Podemos acabar con esta depresión; y tenemos que luchar por las medidas que lo conseguirán, luchar por ellas desde este mismísimo momento".
1 comentario:
Tengo ganas de leer el libro.
Mucho caso no le están haciendo, más bien, radicalmente lo opuesto. ¿Hasta cuándo aguantaremos esta situación?
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