He de confesar que la razón de haber leído La
delicadeza es Audrey Tautou, ella es la protagonista de la versión
cinematográfica del mismo, que David Foenkinos, escritor de la novela la
codirigido con su hermano. Me encantó el cartel que hicieron para la película,
lo podéis ver un poco más abajo en esta entrada, y es portada de la edición del
libro que tengo entre mis manos.
El argumento se basa en las relaciones personales
de Nathalie: comienza con la historia de amor de terrible final con François,
continuará con el acercamiento de su jefe Charles y acabará con el personaje
clave del libro: Markus. Foenkinos nos pinta a una Nathalie, bella, inteligente
e independiente, un prototipo de mujer ideal de esas que aparecen en canciones,
poemas e imaginacionesde los más románticos de los hombres. François y Charles
podrían ser los galanes clásicos que pudiesen optar a la imagen de la perfección
femenina que encarna Nathalie, es Markus la anomalía de esta nóvela, un
personaje complejo, tímido e insignificante a los ojos del resto de sus
compañeros de trabajo
Es un chispazo, un beso recibido sin previo
aviso, lo que le despierta, lo que le provoca pensar en sus posibilidades, en
jugar unas cartas que siempre lleva escondidas en el bolsillo de su chaqueta
cerca de su corazón y nunca se atrevía a sacar. Es la forma en que Nathalie,
esa pequeña perfección de mujer, se relaciona con Markus, ese gran imperfecto
hombre lo que hace la pena leer este libro. Es una promesa de optimismo para
todos los que nos hemos sentido pequeños ante la inmensidad de un ser femenino,
de un ángel vaporoso, que solo en nuestros más atrevidos sueños nos atrevíamos a
hacer corpóreo, se encaprichase en rozarnos con su delicadeza y hacernos sentir
etéreo y agonizantes a un tiempo.
Otra nóvela de amor, escrita con gracia,
desparpajo, conociendo el pueblo que encierra cualquier oficina de trabajo, y
leves reflexiones que hacen que valga la pena leerla.
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