lunes, 19 de marzo de 2007

Un café con sabor a rutina


Brausen deja a Gohan en un dilema vital entre el pacifismo y la vida de sus amigos; y se dispone a escribir.


Un mínimo cambio en una rutina establecida durante mucho tiempo puede puede provocar consecuencias desproporcionadas a la leve permuta ocurrida. Ejemplificaré.

Esta mañana en mi trabajo se ha producido ese leve cambio, la antiquísima máquina de café ha sido cambiada por una más moderna. Hemos pasado de un modelo del año 79, y no exagero lo más mínimo, por cuyas cañerías ha debido de pasar más café que agua hay en el mar muerto, a un coqueto espécimen, que es capaz de proporcionarnos fruslerías como café al toffee.

Esto ha provocado una leve reacción en cadena, mi grupo cafetero ha sido el primero en darse cuenta de esta maravillosa novedad, y cada miembro ha informado a su respectivo departamento sobre esta nueva.

En unos diez minutos, unas veinte personas, han ido a ver el nuevo artefacto. Pocos han sido aquellos que no han pedido un par de cafés, dos chocolates y un vaso de agua caliente para probar las capacidades de la novedosa cafetera. Hablemos hablado del tema todos con todos como mínimo cuarto de hora...

¿Merece la pena tanto alboroto? Cierto es que hemos ganado con el cambio, aunque no es menos cierto que puede que mi organismo eche de menos el antiguo café ya que facilitaba mi transito intestinal una barbaridad (por favor conserven la máquina en alguna farmacia como laxante), pero tampoco es para tanto. La explicación es clara, estamos tan jodidamente cansados de vernos las caras todos los días que la más mínima novedad es recibida como maná del cielo.

Imaginen queridos lectores el alborozo que se forma cuando hay una entrevista laboral...

La foto es por poner una chica guapa en este blog tan lleno de mi fealdad, es Sofia, de Cámara Café (entre cafés anda el juego hoy), uno de los pocos programas actuales de televisión potables. Eso me hace recordar que tengo yo pendiente una crítica televisiva. Dios proveerá.
Ah Señora o señorita punto o . ,como usted prefiera, gracias por su intervención, pero en mis sueños, aparezco en las situaciones más inverosímiles, pero siempre me comporto como soy en realidad. O al menos eso es lo que recuerdo ya que en rara ocasión puedo traer a mi memoria algo acaecido durante mis escarceos con Morfeo. Pero hablar del inconsciente es terreno cenagoso y puede tener razón y que haya un Brausen soñado habitando por mi mente libre y desconocido.
Brausen se va a leer a Chicho Terremoto, ese filosofo de los años ochenta, coinciden totalmente en su gustos de ropa interior (Brausen añadiría el negro al blanco de Chicho). Chicho eres sabio.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Café, rutina y la fantástica rutína del café

Anónimo dijo...

no se por que mi segunda rutina lleva tilde

Anónimo dijo...

Bueno, al leer esta última entrada de Brausen no he podido hacer, sin querer, una pequeña reflexión sobre la lengua. ¿El momento del café es una rutina o algo cotidiano?, ya, me diréis que es lo mismo, pero no lo es, al menos a mi entender. Si lo pensáis os daréis cuenta de que la palabra rutina tiene una connotación negativa, sin darnos cuenta asociamos rutina a aburrimiento. Por otro lado, lo cotidiano no tiene porque ser aburrido, es más, pensad en cuantas cosas disfrutáis en vuestro día a día.
En realidad he entrado para hacer un comentario gracioso y divertido sobre las fallas pero, ya ves, mira lo que me ha salido.
Un saludo a todos,
Candela

Anónimo dijo...

Muy buena esta ultima entrada. Aunque tu jefe es de lo mejor, me gustaria que continuases contándonos cosas sobre él.

Lo prometido.

Musi...

Anónimo dijo...

Una de las necesidades básicas según la pirámide de Maslow es la de las relaciones con las otras personas. Cuando somos bebés nuestras relaciones corresponden sólo a aquellas que tenemos con nuestros padres, después, se va sumando colegio, instituto, actividades extraescolares, universidad etc etc. Todos tenemos la necesidad de relacionarnos con nuestro entorno más cercano, es más, si no lo hacemos nos sentimos marginados, excluidos... solos, no estamos cómodos. Veo de lo más normal las charlas enfrente de la máquina de café pues.

narradora de bolsillo dijo...

Me he quejado y protestado mil veces pero ¡yo quiero mi rutina!. Me gusta salir de ella de manera puntual pero el tener que echarla de menos me estresa.

Por cierto, Sr. Brausen, que falta de consideración. ¿La foto es por poner una chica guapa en este blog?. Con la cantidad de féminas asiduas que le visitan, aunque sólo sea por educación, se dice: mejorando lo presente.
Sería un detalle, que teniendo en cuenta su público lector y comentarista, pusiera un chico guapo en alguna de sus entradas.¡Mejorando los presente¡