miércoles, 30 de mayo de 2007

En Picado

Brausen con sus veintiocho (años no sean mal pensados)a cuestas, parece que el peso de uno más no le ha hecho mella, es todavía un chavalito, aunque cada vez un poco más gordo, un poco más calvo y un poco más procaz.

En Picado, así se llama el libro que me terminé hace unos días, su autor Nick Hornby. En él se cuenta como cuatro personas se conocen el 31 de diciembre cuando se disponían a suicidarse, se encuentran en la azotea de un edificio de Londres, que es el lugar "romántico" que eligen todos los londinenses desesperados para acabar con sus vidas. Es el Viaducto madrileño versión City, en ambos lugares parece ser que han puesto medidas antisuicidio, unas vallas, medida que seguro disuade a todos los candidatos a quitarse la vida de ambas ciudades.
Lógicamente no se pueden tirar, creo que para hacer una cosa así se necesita un poco de intimidad, sería incapaz de lanzarme sabiendo que tengo a alguien esperando detrás mio para hacer exactamente lo mismo, como si aquello fuese una cola para comprar el pan. El libro cuenta ese encuentro, en primera persona, y lo que les pasa a los personajes después de conocerse.
Hay uno de ellos que me llama más la atención que el resto, es JJ; un músico, que decide dejar su carrera, tenía un grupo menor que estuvo a punto de saltar a la fama pero que jamás lo consiguió. Empieza a vivir como una persona "normal", su novia lo deja y solo encuentra trabajo de reparte pizzas. Se va secando por dentro y decide matarse. Al final del libro, decide retomar la música porque se da cuenta que lo único que le llena en la vida es agarrar su guitarra y tocarla aunque sea en el metro.
El fue feliz, resistió y sobrevivió cuando estuvo con su grupo, aunque no llegase a ninguna parte y malviviese de cuidad en ciudad y de autopista a comarcal. Al renunciar a ello, al ceder en su pequeña obstinación (siempre los mismos temas) cae en la infelicidad, la angustia y las ganas de morir. Al volver a perserverar en su pasión tiene otra vez la opción de ser feliz.
En otro libro que me estoy leyendo de Jung (si, vale, soy muy pesado con él) habla de la parte irracional del hombre, esa parte que tratamos de esconder muchas veces, pero por mucho que huyamos de ella, nos alcanza y siempre aparece llena de poder. Tratamos de medirlo todo, anticiparlo y conquistarlo con el raciocinio. ¿qué debería hacer JJ, según el "sentido común"? Pues un fracasado que no ha alcanzado la fama en el mundo de la música, debe dejarlo, buscar otro trabajo y sentar la cabeza. Pero si él hace eso, muere, se pudre por dentro, se rasga su alma. El JJ irracional necesita su pasión y su guitarra para poder darle salida y así poder vivir. Así que, se obstina otra vez y lo hace, aunque malviva con poco dinero y le miren raro, él ( igual a: su cabeza pensante más su alma apasionada) lo necesita como el aire para no ajarse como una flor dentro de una habitación sin luz.
No desdeñéis vuestras pasiones, resistid, la irracionalidad es parte de nosotros y en muchos casos no la apreciamos lo suficiente y sin pasión ¿quien puede vivir?

Para otro escrito queda el comentario que Brausen pensaba hacer sobre la ultima frase del libro...
Como es primavera, y Brausen está de buen humor, hoy la gente le hablaba sin conocerle (incluida una bella dependienta de una tienda de juguetes, en ella se aunaban dos cosas que nuestro escritor admira: unos bellos ojos y una gran sapiencia sobre clics de Playmobil) recomienda la siguiente canción de The Sunday Drivers: Rainbows of Colours

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Puf!! Eso es el destino Brausen. Leí un poco de ese libro en el urbano porque lo iba leyendo el de al lao y lo fui a buscar pero no lo encontré, claro, no sabía el título, sólo el autor.. tomo nota!!
p.d. pensé otro regalo.. yo creo q éste es mejor

Anónimo dijo...

S-I-N-C-R-O-N-Í-A

Anónimo dijo...

Da gusto leerte tan optimísta. Los seres oscuros te envidiamos. Saludos tenebrosos.

Anónimo dijo...

No quieras saber que oscura razón me ha llevado a poner optimista con tilde.Ni yo misma lo se.