Y una voz liquida bañaba su cuerpo, lavando su alma, perdiendo su miedo.
Un Brausen nuevo nació de su boca.
He descubierto que puedo ganar pasta si consigo cierto número de visitas al Blog, los patrocinadores , ansiosos, me darían el oro y el moro por aparecer en mi página. Yo solo elegiría a los más prestigiosos y gastaría mis ingresos en hacer un parque de atracciones en mi honor: Brausenlandia.
Como paso previo he de elevar la audiencia de este blog hasta límites insospechados, para ello le daré al público lo que me solicita en los cientos de cartas que me llegan cada día a mi dulce hogar: carnaza. Dejaré mi artículo cultureta sobre otro escritor para otro momento y voy alegre a hacerle una entrevista callejera a Belén Esteban.
El intento ha sido infructuoso, Belén no tenía el coño para ruidos y me ha despachado sin piedad alguna, así que hablaré del segundo personaje más cachondo que conozco: mi jefe.
Es un hombre de 64 años, alto (metro ochentaitantos), enjuto, y siempre exquisitamente vestido, no le concibo sin corbata, hasta en el más duro verano madrileño él sigue prendido de ella.
Mi jefe a simple vista parece el clásico SEÑOR con mayúsculas, e incluso si topas con él por la mañana puede parecer tal. El problema llega después de la hora de la comida, sale la bestia que hay en él. Mi amado público se preguntará como es esto posible, ¿le sientan mal las acelgas? ¿se resiente por las paellas requemadas? ¿se enerva ante un filete plancha más plancha que filete? ¡no! Su elixir transformador es mucho más simple: Un par de pelotienes: dos ballantines solos en copa de balón que parecen el meado de un elefante. En las propias palabras de mi admirado superior: "yo no bebo copas impares, siempre dos, cuatro, seis..." Y esta heroicidad la realiza en un tiempo record, le he visto beberse esos pelotys mientras yo me tomaba uno poco cargado en un vaso de tubo normal...
Kafka escribió sobre el artista del hambre, yo lo hago sobre el artista del whisky. Su capacidad es
legendaria, en la empresa es un semidios, nadie permanece impasible ante su diario sacrificio, y los espectáculos trágico-cómicos que monta después de almozar son más recordados aun si esto es posible.
Le he visto piropear a las mujeres que pasan por el pasillo saliendo cual fiera de su despacho, discutir a grito pelado con cualquiera que se le cruce , mandar a tomar por culo a su jefe...
Su filosofía vital es curiosa, siempre me la cuenta de la misma manera, borracho me agarra del bracito (no soy un Hércules, siento decepcionar a la sección femenina que me lee) y me dice: "Brausen tú nunca te cases, nunca, y si lo haces primero te echas una novia, y la haces putadas, que no te las aguanta, te busca otra, así hasta que una te las aguante..." Yo ante tal muestra de sabiduría no puedo más que asentir y reconocer lo grande que es la sapiencia de mi amado superior comparada con mi terrible ignorancia vital.
Podría estar horas escribiendo sobre él, pero no se si al público, que tanto quiero, le interesa.
En vuestra mano esta que siga con este tema. Juzgad.
Brausen recomienda no acudir jamás al despacho de su jefe transcurridas las 15 h. Quien incumpla esta advertencia puede pagarlo muy caro.
8 comentarios:
paciencia amiguito... y no me volví loca... todavía, es para que tengas muuuuuuuchos comentarios, además ahora que casi no te veo por el messenger pues tendré que comunicarme contigo de alguna forma.
Censura en este blog? No me lo puedo creer!! Que es eso de suprimir comentarios? No me lo esperaba de Brausen.
Aprobar los comentarios??????
hala, por censurarme ahora tienes críticas, toma esaaaaa!!yo tampoco me lo esperaba de ti pssss
Comercial....Quizás,Sr. Brausen, debería haber hecho mención a la marca del whisky que frecuenta su jefe...
¡Qué "gran" mundo el de los jefes¡. Creo que si todos los empleados escribieramos anecdotas, comentarios, opiniones, etc., sobre ellos, nada conseguiríamos,pero el desahogo sería estupendo...
Comercial....Quizás debería, Sr. Brausen, hacer mención a la marca del whisky que frecuenta su jefe...
¡Qué "gran" mundo el de los jefes¡. Creo que si todos los empleados escribieramos anecdotas, comentarios, opiniones, etc., sobre ellos, nada conseguiríamos,pero el desahogo sería estupendo...
Publicar un comentario